El Gobierno Vasco presenta el Plan de Calor 2025, una estrategia coordinada para prevenir problemas de salud asociados a altas temperaturas en verano, con especial atención a colectivos vulnerables en Euskadi. El plan incluye recomendaciones y medidas preventivas, y cuenta con sistemas de predicción y vigilancia para gestionar eficazmente los episodios de olas de calor.
El Gobierno Vasco, a través del Departamento de Salud en colaboración con el Departamento de Seguridad y Euskalmet, ha presentado el nuevo Plan de Calor 2025, que entrará en vigor desde el 1 de junio y se extenderá hasta el 30 de septiembre.
Esta iniciativa anual se centra en reducir los riesgos para la salud derivados de las altas temperaturas que se producen durante los meses estivales, haciendo especial énfasis en la protección de los colectivos más vulnerables, como menores de 4 años, personas mayores, mujeres embarazadas, personas con enfermedades crónicas y aquellas que realizan actividad física en exteriores.
El plan, que en esta edición ha sido actualizado con nuevos parámetros climáticos, tiene como objetivo principal anticiparse a los efectos del calor mediante una serie de acciones coordinadas.
Euskalmet, el servicio meteorológico de Euskadi, realiza predicciones y evalúa la intensidad y persistencia de las altas temperaturas en cuatro zonas climáticas distintas, estableciendo niveles de alerta: amarillo, naranja y rojo.
Dependiendo de la gravedad de la situación, se emiten avisos y recomendaciones específicas para la población general y para los grupos en mayor riesgo.
Desde 2018, Euskadi ha elaborado diversos planes para hacer frente a las olas de calor, en línea con estrategias similares implementadas en otras regiones de Europa.
Países como Francia, Italia y Alemania llevan décadas adoptando medidas preventivas y planes de emergencia ante fenómenos de temperaturas extremas, en un contexto donde el cambio climático ha intensificado la frecuencia e intensidad de estas olas.
En términos económicos, el impacto de las olas de calor en la región también es significativo. Se estima que, en años recientes, los costos asociados a enfermedades relacionadas con el calor y a la sobrecarga de los sistemas sanitarios y de emergencia superan los 50 millones de euros anuales en la Unión Europea.
Estas cifras reflejan la importancia de contar con planes efectivos, que incluyan campañas de sensibilización, acciones en el ámbito laboral y en residencias de personas mayores.
Las recomendaciones generales recogidas en el Plan de Calor 2025 subrayan la importancia de extremar precauciones durante las horas de mayor insolación.
Se aconseja evitar la exposición directa al sol en las horas centrales del día, usar ropa ligera y de colores claros, y protegerse con accesorios como sombreros, gafas de sol y cremas con alto factor de protección solar.
Asimismo, se recomienda beber abundantes líquidos, preferiblemente agua o bebidas con sales minerales, y evitar aquellas con cafeína, alcohol o exceso de azúcar, que pueden favorecer la deshidratación.
Es vital también mantener las viviendas frescas, cerrando ventanas y persianas durante las horas de calor y ventilando en las noches.
El cuidado de los colectivos vulnerables es otra de las prioridades del plan. Se insta a las familias y a las instituciones a visitar regularmente a las personas mayores o dependientes que viven solas, y a no dejar a nadie en vehículos estacionados, incluso en sombra.
En caso de síntomas relacionados con el calor, como mareos, debilidad o náuseas, se debe contactar inmediatamente con el 112.
El Plan contempla además la organización de actividades preventivas en ámbitos laborales, residencias y en eventos deportivos, reforzando la idea de que la protección frente al calor debe ser una responsabilidad compartida.
La coordinación con las entidades locales, comunidades y empresas es fundamental para garantizar la eficacia de las medidas implementadas.
En definitiva, Euskadi reafirma su compromiso con la salud pública y la protección de su población frente a las olas de calor, adaptándose a los desafíos del cambio climático y promoviendo hábitos saludables y responsables durante los meses de verano.
La puesta en marcha del Plan de Calor 2025 busca, en última instancia, reducir los riesgos y mejorar la calidad de vida en la región durante las épocas de altas temperaturas.