El Gobierno Vasco rinde homenaje a las víctimas vascas de la deportación a campos nazis con un acto institucional que reconoce su sufrimiento y la importancia de la memoria histórica en el contexto del 80 aniversario de su liberación.

En el País Vasco, el Gobierno Vasco ha llevado a cabo un acto conmemorativo en recuerdo de las víctimas de la deportación a campos de concentración nazis, en el marco del 80 aniversario de la liberación de estos lugares de exterminio.

La ceremonia, presidida por el Lehendakari Imanol Pradales y la consejera de Justicia y Derechos Humanos, María Jesús San José, busca honrar la memoria de las 253 personas de la Comunidad Autónoma Vasca y Navarra que fueron deportadas entre los años 1940 y 1945.

De ellas, 113 perdieron la vida en su camino, mientras que muchas otras sobrevivieron con graves secuelas físicas y psicológicas que, en algunos casos, les condujeron a una muerte prematura tras la liberación.

Este acto institucional se enmarca en una serie de iniciativas del Instituto de la Memoria, la Convivencia y los Derechos Humanos — Gogora, que buscan profundizar en el conocimiento y la recuperación de la memoria histórica vinculada a estos hechos.

La conmemoración incluyó proyecciones audiovisuales, testimonios personales de familiares de deportados y una intervención artística de la compañía Dantzaz, de Rentería, con una danza inspirada en la situación de Gurs, un campo de concentración francés donde miles de refugiados de la guerra civil española permanecieron injustamente encarcelados.

El Lehendakari resaltó en su discurso la responsabilidad de cada generación en la defensa de valores como la paz, la libertad, la democracia y los derechos humanos.

Además, advirtió contra los discursos populistas y extremistas que todavía intentan revivir los autoritarismos del pasado, fomentando el odio mediante la creación de enemigos y manipulando el miedo con soluciones fáciles y retórica victimista.

Por su parte, María Jesús San José recordó a las víctimas que, en muchas ocasiones, la deportación fue un doble sufrimiento, ya que estas personas no solo fueron ajenas a su tierra y sus derechos, sino que muchas veces por la represión del régimen franquista les fue negada tanto la ciudadanía vasca como la española.

La consejera también explicó que muchas de estas personas fueron víctimas del silencio y el olvido que, hasta hace poco, rodeaba su historia, lo que contribuye a un doble proceso de victimización.

El acto contó con una muestra documental sobre la deportación en la zona del Bidasoa, elaborada por la asociación memorialista Kepa Ordoki, y una serie de testimonios en primera persona, incluyendo familiares de deportados.

Eugenio Azurza, hijo de José María Azurza Osategi, contó la historia de su padre, quien luchó en la Guerra Civil en Euskadi, y fue deportado tras cruzar la frontera francesa, pasando por diversos campos, hasta ser asesinado en Mauthausen en 1941.

La historia refleja cómo muchos combatientes de la Guerra Civil terminaron en campos de concentración nazis, vinculando así dos trágicos capítulos de la historia española y europea.

Otro ejemplo es Lola Madariaga Vivanco, hija de Pedro Madariaga Recalde, quien fue deportado desde Euskadi a varios campos en Austria y Alemania, siendo liberado en 1945.

Ella compartió cómo su padre, tras sobrevivir a la deportación, pudo retornar a Euskadi con un pasaporte británico, en un contexto de represión y persecución del régimen franquista.

La memoria de estas vidas es fundamental para comprender la magnitud del genocidio y la persecución que sufrieron miles de personas.

El acto también contó con la participación de la compañía Dantzaz, que interpretó ’Basoa’, una pieza inspirada en Gurs y en el exilio forzado de tantos españoles, para reflexionar sobre la resistencia y la memoria frente a la barbarie.

En el contexto del 80 aniversario, Gogora organiza además un curso de verano titulado ‘La deportación europea a los campos nazis 1940-1945. Historia, memoria y testimonios vascos’, que tendrá lugar del 14 al 16 de julio en el Palacio Miramar de San Sebastián, con la participación de expertos y colectivos especializados.

Las cifras oficiales sobre la deportación vasca señalan que 253 personas fueron deportadas, con 113 fallecidas, 125 supervivientes y 15 sin datos precisos.

De estas, un 65 % de los que murieron en los campos en Mauthausen y otros centros, perecieron en esas instalaciones, reflejando las altas tasas de mortalidad en los campos de exterminio nazis.

Estas cifras, publicadas por estudios históricos como los de Etxahun Galparsoro y Josu Chueca en 2020, invitan a seguir investigando y promoviendo la memoria para que nunca se olvide el sufrimiento de estas víctimas.

Con la presencia de instituciones como el Parlamento Vasco, la Diputación de Gipuzkoa, el Ayuntamiento de Irún y otros representantes políticos, la conmemoración ha sido también un acto de reafirmación social y política en favor de la memoria, la reparación y la justicia.

La memoria de las víctimas de la deportación a campos nazis en Euskadi se convierte así en un compromiso colectivo para educar a las nuevas generaciones y luchar contra cualquier forma de revisionismo o negacionismo en torno a estos hechos históricos.