La infraestructura ferroviaria de alta velocidad en Euskadi destaca con la concesión del premio Caminos Euskadi 2025 al viaducto de Hernani, reconociendo su avanzada ingeniería y contribución social.

En el País Vasco, la innovación en infraestructuras de transporte continúa siendo una prioridad para fomentar la cohesión social y la movilidad moderna.

Uno de los avances recientes más destacados es el reconocimiento otorgado al viaducto de Hernani, una pieza clave del tramo Hernani-Astigarraga de la Y vasca, parte del proyecto de alta velocidad en España.

Este viaducto ha recibido el prestigioso premio Caminos Euskadi 2025, concedido por el Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos de Euskadi, debido a la complejidad técnica y la innovación que representa su construcción.

El viaducto, que se extiende aproximadamente 1,4 kilómetros, constituye el primer puente atirantado dedicado a la alta velocidad en territorio español.

La estructura central, de unos 482 metros de longitud, presenta características únicas que han requerido soluciones de ingeniería pioneras. La singularidad del diseño radica en que cruza el río Urumea en dos puntos diferentes, con un mínimo de un metro de separación respecto a la avenida, que data de hace 500 años, además de atravesar debajo de la autopista A15.

Este dato resaltó la complejidad de encajar una obra de estas dimensiones en un entorno tan condicionado.

Este excelente reconocimiento ha sido recibido por Antonio López, director general de Euskal Trenbide Sarea (ETS), en una ceremonia celebrada en el Palacio Euskalduna de Bilbao, coincidiendo con la festividad de Santo Domingo de la Calzada, patrón de los ingenieros civiles.

Durante el acto, la consejera de Movilidad Sostenible y presidenta del órgano ferroviario vasco, Susana García Chueca, destacó la importancia social de estas obras.

Según sus palabras: “Las grandes infraestructuras públicas tienen un fuerte componente social, ya que mejoran la calidad de vida de las personas. No son un fin en sí mismas, sino un medio para lograr territorios más cohesionados, reducir la despoblación en zonas rurales y brindar acceso a oportunidades formativas y laborales a comunidades alejadas de los focos económicos y educativos”.

El tramo Hernani-Astigarraga representa la última fase de los 17 segmentos que conforman la línea de alta velocidad en Guipúzcoa, cuya gestión ha sido asumida por ETS bajo una encomienda del Ministerio de Transportes del Estado español hacia el Gobierno Vasco.

La construcción de la estructura ha supuesto grandes retos técnicos, principalmente en las cimentaciones profundas, donde se han instalado pilotes de 1,8 y 1,5 metros de diámetro.

Estas cimentaciones, en terrenos con condiciones geotécnicas complejas y parcelas contaminadas, han requerido recalculaciones en sitio, además de la aplicación rigurosa de medidas medioambientales para preservar la calidad de las aguas y gestionar adecuadamente los suelos.

La estructura del tablero, de sección en U y construido mediante cimbrado porticado que respeta los resguardos necesarios para las avenidas, también presenta desafíos singulares.

Incluye ménsulas atirantadas de casi 30 metros de altura, ensambladas en tres partes y soldadas en el lugar, así como 108 tirantes de doble horquilla dispuestos en curvas en forma de S, una disposición que implicó un gran esfuerzo de precisión en el trazado y la colocación.

Este viaducto no solo destaca por su diseño innovador y desafíos constructivos, sino también por su impacto social. Como afirma Susana García Chueca, estas obras permiten conectar comunidades aisladas, facilitar un transporte más eficiente y contribuir a la conservación del medio ambiente al promover una movilidad más sostenible y moderna.

La importancia de estos proyectos trasciende la ingeniería, teniendo en cuenta su papel en el desarrollo territorial y en la mejora de la calidad de vida de las personas que habitan en las zonas rurales y urbanas del País Vasco.

En el contexto europeo, España ha avanzado notablemente en la construcción de infraestructuras de alta velocidad desde la inauguración del primer AVE en 1992, conectando ciudades como Madrid y Sevilla.

La incorporación de tecnologías pioneras en proyectos como este viaducto de Hernani reafirma la posición de Euskadi como referente en innovación ferroviaria y obra pública de alta calidad.