El informe 'Estado del Clima en Euskadi' revela incrementos en las temperaturas, olas de calor más frecuentes, y un ascenso en el nivel del mar desde 1970, destacando la necesidad de medidas de adaptación y mitigación frente a los efectos del cambio climático.
El territorio de Euskadi ha experimentado cambios climáticos significativos en las últimas décadas, los cuales se reflejan en datos científicamente respaldados y en informes elaborados por las instituciones vascas.
De acuerdo con el reciente informe 'Estado del Clima en Euskadi', elaborado por el Gobierno Vasco a través de Ihobe y Euskalmet, la región ha registrado un aumento progresivo en la temperatura media, así como en la frecuencia y duración de eventos extremos como las olas de calor.
Estos cambios no solo tienen un impacto local, sino que forman parte de un fenómeno global que evidencia una tendencia clara hacia un planeta más caliente.
Desde 1970, la temperatura en Euskadi ha subido aproximadamente 0,3°C cada década, acumulando un aumento total de cerca de 2,4°C en medios y largos períodos, en línea con las tendencias globales.
Los años 2022 y 2023 se destacaron como los más cálidos, superando en récords previos. La tendencia hacia olas de calor más intensas y frecuentes es evidente, con el número de días en los que se registran olas de calor casi duplicándose desde la segunda mitad del siglo XX.
En concreto, en el período 2014-2023, se han contabilizado casi 9 días de olas de calor, frente a solo 4 en 1970-2000, y en 2022 se superaron los 23 días.
Las temperaturas máximas en episodios de calor también muestran un incremento. Por ejemplo, en 2023, las anomalías térmicas en las costas de Euskadi superaron en 1°C los valores habituales de referencia (basados en datos del período 1991-2020).
Además, los días en que las temperaturas máximas superan los 25°C en verano han aumentado en cuatro días por década, impactando en la calidad de vida y en sectores agrícolas y naturales.
En paralelo, el nivel del mar ha mostrado una tendencia ascendente en la región, con un incremento de aproximadamente 2,5 mm por año desde 1993. Los registros en la marea de Brest, situada en el Golfo de Bizkaia, indican que en los últimos 200 años ha habido un ascenso de más de 20 cm, siendo en los últimos años cuando ese ritmo se ha acelerado.
Se estima que para el año 2050, el nivel del mar podría subir cerca de 26 cm, y para 2100, entre 51 y 100 cm, dependiendo del escenario de emisiones y cumplimiento de las medidas de mitigación.
El aumento de la temperatura del agua en el Golfo de Bizkaia también es destacado en el informe, que señala un incremento de aproximadamente 0,25°C por década.
En 2023, las anomalías en la temperatura superficial superaron en 1°C los valores de referencia, alcanzando niveles récord. Sin embargo, las tendencias en las precipitaciones en Euskadi parecen ser más variables y menos claras. Algunos años, como 1989 y 2013, marcaron récords en sequías o lluvias extremas, pero en general, no se observan cambios significativos en la frecuencia de episodios extremadamente lluviosos.
En el ámbito de las emisiones, Euskadi ha logrado reducir un 33% las emisiones de gases de efecto invernadero desde 2005. No obstante, el sector del transporte ha visto un incremento del 135% en sus emisiones desde 1990, representando un desafío adicional en la lucha contra el calentamiento global.
Estos cambios climáticos tienen implicaciones profundas en la economía y el bienestar social. Estudios recientes calculan que las pérdidas económicas por fenómenos meteorológicos extremos en la Unión Europea superaron los 560 mil millones de euros entre 1980 y 2021.
Para Euskadi, esto subraya la importancia de fortalecer las políticas de adaptación y mitigación. El Gobierno Vasco ha promulgado la Ley Vasca de Transición Energética y Cambio Climático, pionera en equiparar la importancia de ambas estrategias y en establecer medidas específicas para hacer de Euskadi un territorio más resiliente frente a los efectos adversos del cambio climático.
En este contexto, la colaboración interinstitucional y el perfeccionamiento de sistemas de vigilancia y alerta temprana son fundamentales. Euskalmet, por ejemplo, continúa perfeccionando sus modelos de predicción mediante una red de monitoreo que integra datos meteorológicos, oceánicos y fluviales.
La creación de la mesa de coordinación KAIA busca consolidar esfuerzos para implementar proyectos de adaptación, como los que ya están en marcha en zonas vulnerables como Zarautz, Bilbao y Txingudi.
En resumen, Euskadi, como muchas otras regiones del mundo, enfrenta una carrera contra el tiempo para mitigar y adaptarse a los efectos del cambio climático.
La evidencia científica confirma que el calentamiento global continúa acelerándose, con impactos que afectan a todos los ámbitos de la vida económica, social y medioambiental.
Solo mediante un compromiso firme, basado en datos precisos y en la cooperación de todos los actores sociales, será posible afrontar este reto y proteger el bienestar futuro de sus habitantes.