La compañía de telefonía móvil T-Mobile ha decidido cancelar sus iniciativas de diversidad, equidad e inclusión (DEI) en respuesta a las presiones del gobierno estadounidense, específicamente de la administración de Donald Trump, que busca limitar estas políticas en el sector empresarial.
En un movimiento que ha generado controversia en el ámbito empresarial y político, T-Mobile ha anunciado la supuesta desaparición de sus programas enfocados en diversidad, equidad e inclusión (DEI), situación que presuntamente obedece a las presiones ejercidas por la administración del expresidente Donald Trump.
La compañía comunicó en una carta dirigida a la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC) que dejaría de mantener dichas políticas, no solo en el papel, sino en su práctica cotidiana.
Supuestamente, esta decisión forma parte de un esfuerzo por alinearse con las nuevas regulaciones y cambios en el marco legal federal, que en los últimos años han restringido o eliminado las políticas de DEI en las grandes corporaciones.
En concreto, T-Mobile indicó que ya no tendrá roles o equipos dedicados a promover la diversidad y la inclusión, además de haber eliminado cualquier referencia a estas políticas en sus sitios web y materiales de capacitación internos.
Este cambio radical en la política corporativa ha sido interpretado por algunos analistas como una estrategia para facilitar la aprobación de importantes operaciones de fusiones y adquisiciones.
Por ejemplo, la FCC aprobó en mayo pasado la adquisición de Frontier Communications por Verizon, por un monto cercano a los 18 millones de euros (equivalente a 20 mil millones de dólares, según el cambio actual).
Estas aprobaciones, según supuestamente informes internos, estarían condicionadas a que las empresas involucradas abandonen o modifiquen sus programas de DEI.
En el caso de T-Mobile, la compañía está en proceso de buscar la aprobación de la FCC para adquirir las operaciones de US Cellular y Metronet, mediante una asociación con el fondo de inversión KKR.
La supuesta eliminación de las políticas de diversidad y equidad sería, presuntamente, una estrategia para evitar obstáculos regulatorios.
Desde que Donald Trump asumió la presidencia en 2017, las políticas de DEI han sido objeto de debate en Estados Unidos. La administración ha llegado a amenazar con retirar contratos federales a empresas que mantuvieran programas de este tipo, argumentando que estas políticas generan discriminación inversa y afectan la competitividad.
La respuesta del sector privado ha sido variada, pero en muchos casos, las empresas han optado por reducir o eliminar sus iniciativas de DEI para alinearse con las nuevas directrices.
Expertos en política y economía consideran que estos movimientos reflejan una tendencia en la que los intereses regulatorios pesan más que los compromisos sociales.
Sin embargo, también hay quienes sugieren que estas decisiones podrían tener consecuencias negativas en la reputación corporativa y en la percepción pública sobre la responsabilidad social empresarial.
Históricamente, las políticas de diversidad e inclusión surgieron en los años 60 en Estados Unidos, en respuesta a los movimientos por los derechos civiles, y se han expandido en las últimas décadas como una estrategia para promover la igualdad en el lugar de trabajo.
La supuesta retirada de estas políticas por parte de compañías como T-Mobile representa, presuntamente, un giro en la tendencia y plantea interrogantes sobre el futuro de las iniciativas de responsabilidad social en el sector privado estadounidense.