Una app innovadora está transformando la forma en que las personas disfrutan de piscinas privadas, permitiendo alquileres por horas en sus propios patios traseros, similar a la forma en que Airbnb revolucionó el hospedaje y Uber el transporte.
En los últimos años, el concepto de alquiler de espacios privados ha experimentado una verdadera revolución gracias a plataformas digitales que facilitan la conexión entre particulares y usuarios.
La más conocida, Airbnb, cambió la industria hotelera, mientras que Uber transformó la forma en que las personas se desplazan por las ciudades. Ahora, una startup llamada Swimply busca aplicar esa misma lógica al mundo de las piscinas privadas en los hogares.
Swimply, fundada en 2019 en California, ha logrado crear un mercado para alquiler de piscinas en residencias particulares en más de 150 ciudades de Estados Unidos, con un portafolio que supera las 15,000 piscinas en todo el país.
La idea es simple: los propietarios de piscinas pueden ofrecer su espacio para que otros lo alquilen por horas, brindando una alternativa segura, privada y accesible para quienes desean disfrutar de un chapuzón sin tener que ir a una piscina pública o a un club.
Este modelo ha comenzado a captar la atención en diferentes partes del mundo, y su crecimiento ha sido exponencial, especialmente durante la pandemia, cuando las familias buscaban opciones de ocio seguras y aisladas.
Según Bunim Laskin, CEO de Swimply, el negocio ha duplicado sus ingresos en el último año, reflejando una tendencia en aumento en la búsqueda de actividades al aire libre y en la necesidad de monetizar las propiedades residenciales.
El funcionamiento de Swimply es sencillo: los propietarios crean un perfil donde indican disponibilidad, horarios, tarifas y reglas de uso, además de subir fotos de sus piscinas.
Los usuarios pueden buscar en su localidad, reservar por horas y pagar a través de la plataforma, que en algunos casos cobra tarifas que pueden superar los 300 euros por hora en piscinas con vistas al mar o con instalaciones de lujo.
Pero, como en toda innovación disruptiva, este modelo ha enfrentado desafíos regulatorios y de seguridad. En lugares como el condado de Rockland, en Nueva York, las autoridades están investigando si estas reservas violan normativas de salud pública. En otros estados, las piscinas alquiladas son consideradas como públicas, lo que implica cumplir con requisitos de licencia y seguros específicos.
Desde el punto de vista legal, uno de los mayores riesgos son los accidentes o accidentes fatales, como ahogamientos, en un entorno donde no hay un salvavidas presente.
Aunque Swimply ofrece una cobertura de responsabilidad de 1 millón de euros por incidente, expertos aconsejan a los propietarios consultar con su seguro de hogar antes de listar su piscina para evitar exclusiones o problemas futuros.
Además, la interacción con los vecinos puede complicar las cosas. La plataforma recomienda a los anfitriones establecer reglas claras sobre horarios, estacionamiento y comportamiento, así como comunicar a los vecinos para evitar molestias.
Swimply también realiza verificaciones de seguridad y revisiones constantes para mantener la calidad del servicio.
Este fenómeno refleja una tendencia global en la economía colaborativa, donde la tecnología permite aprovechar recursos ociosos y convertirlos en fuentes de ingreso.
En países europeos, iniciativas similares ya están en marcha, aunque reguladas por normativas locales más estrictas. La historia de Swimply comenzó en una pequeña comunidad de Nueva Jersey, donde un joven ayudó a pagar los gastos de su familia alquilando la piscina de un vecino.
Desde entonces, la idea se ha expandido, y ahora, en plena era digital, es posible rentar una piscina en cualquier momento y lugar.
La innovación continúa transformando nuestro modo de vida, y plataformas como Swimply ejemplifican cómo la tecnología puede abrir nuevas oportunidades para propietarios y usuarios, creando un mercado que no solo ofrece diversión, sino también ingresos y nuevas formas de socializar en tiempos donde la privacidad y la seguridad son más valoradas que nunca.