El expresidente Donald Trump ha propuesto que los ingresos por tarifas aduaneras podrían sustituir completamente los impuestos sobre la renta, una idea que ha generado controversia entre economistas. Aunque Trump sostiene que la recaudación de tarifas podría ser tan significativa que reemplazaría los ingresos fiscales tradicionales, los expertos advierten que las cifras y la viabilidad de esta propuesta son cuestionables. Analizamos los argumentos y las implicaciones de esta estrategia fiscal en el contexto actual y su historia en Estados Unidos.

El expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha planteado una propuesta audaz que ha despertado debates en el ámbito económico y político: la posibilidad de que los ingresos generados por tarifas aduaneras puedan reemplazar completamente los impuestos sobre la renta.

En una entrevista con Fox Noticias el 15 de abril, Trump expresó con optimismo: "Existe una posibilidad real de que el dinero recaudado por tarifas sea tan grande que pueda sustituir los impuestos sobre la renta".

Esta idea, si bien resulta atractiva para quienes buscan reducir la carga fiscal, enfrenta una dura resistencia por parte de los economistas, quienes consideran que las cifras presentadas por Trump carecen de base sólida para su ejecución.

En términos históricos, las tarifas aduaneras jugaron un papel importante en la financiación del gobierno estadounidense en el siglo XIX y principios del XX, pero la economía moderna ha evolucionado y las circunstancias actuales son muy diferentes.

Según datos del Yale Budget Lab, los aranceles en la actualidad representan una media efectiva del 28% sobre las importaciones, la cifra más alta desde 1901.

Sin embargo, las estimaciones sobre cuánto dinero podrían aportar estas tarifas en el contexto actual varían considerablemente. Peter Navarro, asesor principal de Trump en comercio y manufactura, afirmó que los aranceles podrían generar hasta 6 billones de dólares en una década, equivalente a aproximadamente 5,3 billones de euros, mientras que otros cálculos más conservadores, como los del Yale Budget Lab, sitúan esa cifra en unos 2,4 billones de dólares, unos 2,1 billones de euros.

A pesar de estas cifras, los expertos advierten que la suma total de ingresos por tarifas sería insuficiente para cubrir las aproximadamente 2,2 billones de euros que Estados Unidos recaudó en impuestos sobre la renta en 2022.

La razón principal es que las tarifas afectan principalmente a importadores, que en su mayoría son empresas estadounidenses, y que estas, a su vez, trasladan los costos a los consumidores y otros actores económicos.

El profesor Keith Maskus, especialista en comercio internacional de la Universidad de Colorado Boulder, explica que si se aplicara una tarifa sobre todos los productos importados, sería posible recaudar más dinero, pero el volumen aún sería demasiado pequeño en comparación con los ingresos fiscales tradicionales.

Además, incrementar las tarifas de forma masiva podría tener efectos negativos en la economía, como reducir el empleo y la producción, lo que a su vez disminuiría aún más los ingresos fiscales.

Históricamente, las tarifas tuvieron un papel destacado en la financiación del gobierno en la era anterior a la implementación del impuesto sobre la renta en 1913.

Entre 1870 y 1913, los ingresos por tarifas fluctuaron entre el 40% y el 60% del total de ingresos fiscales, pero esas cifras no pueden ser comparadas directamente con la economía moderna, que es mucho más compleja y cuenta con un sistema de seguridad social, Medicare, y otras prestaciones que generan gastos sustanciales.

Por otro lado, algunos políticos han sugerido que una reducción o eliminación del impuesto sobre la renta para ciertos grupos podría ser más viable.

El secretario de Comercio, Howard Lutnick, afirmó en marzo que el objetivo de Trump es eliminar los impuestos para quienes ganen menos de 150,000 euros anuales, lo cual sería un beneficio para las clases medias y bajas.

Sin embargo, expertos como Erica York, de la Fundación Fiscal, advierten que este enfoque puede ser perjudicial, ya que los impuestos progresivos ayudan a distribuir la carga fiscal y financian programas sociales que benefician a los más vulnerables.

Además, una propuesta alternativa que ha sido discutida en el Congreso es reemplazar los impuestos sobre la renta por un impuesto al consumo, como un impuesto nacional a las ventas.

Este tipo de impuestos tiende a ser regresivo, afectando en mayor medida a las familias con menores ingresos, ya que gastan una mayor proporción de su dinero en bienes y servicios.

Aunque algunos economistas argumentan que un impuesto al consumo sería más eficiente al incentivar el ahorro y la inversión, su diseño requiere medidas que protejan a las clases más pobres.

En resumen, aunque la idea de reemplazar los impuestos sobre la renta por tarifas aduaneras ha sido una propuesta de Trump y otros políticos conservadores, la realidad económica muestra que las tarifas por sí solas no serían suficientes, ni prácticas, para sostener las finanzas del Estado en un contexto moderno.

La historia y los análisis económicos indican que las tarifas jugaron un papel importante en el pasado, pero en la actualidad, un enfoque equilibrado y progresivo sigue siendo la estrategia más viable para mantener la estabilidad fiscal y económica del país.