Descubre cómo una regla poco conocida de la Seguridad Social puede permitirte incrementar tu pensión incluso después de comenzar a trabajar, y cómo evitar pérdidas temporales en tus beneficios en el proceso.
Muchas personas que comienzan a recibir su pensión de la Seguridad Social creen que trabajar después de jubilarse no les aportará beneficios adicionales o incluso puede reducir lo que reciben mensualmente.
Sin embargo, existe una regla oculta que, si se entiende bien, puede ser muy beneficiosa para quienes desean seguir trabajando y aumentando sus ingresos de jubilación.
La Seguridad Social calcula la pensión basándose en el promedio de los salarios ajustados por inflación durante los 35 años de mayor ingreso en la carrera laboral del beneficiario.
Este cálculo, conocido como el Promedio Indexado Mensual de los Ganancias (AIME), se realiza considerando los años con los mayores salarios, ajustados por la inflación, y la edad a la que se empieza a cobrar la pensión.
Tradicionalmente, se piensa que trabajar en la jubilación puede reducir los beneficios, debido a una regla llamada la prueba de ingresos, que limita cuánto puede ganar una persona sin que su pensión se vea afectada.
Para quienes no han alcanzado la edad de jubilación completa, si sus ingresos superan ciertos límites, la Administración del Seguro Social (SSA) puede retener parte o la totalidad de su beneficio mensual.
Pero esta retención es solo temporal y puede, en realidad, beneficiar al trabajador a largo plazo.
El truco está en que si continúas trabajando y tus salarios aumentan, puedes reemplazar uno de los años en los que tenías un ingreso más bajo por uno más alto en tu historial laboral, lo que incrementa tu promedio salarial y, en consecuencia, el monto de tu pensión futura.
Además, al seguir trabajando después de los 60 años, tienes la oportunidad de incluir años con salarios más altos en tu cálculo, lo cual puede llevar a un aumento significativo en tu beneficio mensual.
Otra explicación importante radica en cómo la SSA calcula y ajusta los beneficios. La entidad no aumenta automáticamente los salarios históricos después de los 60 años, pero si tus salarios aumentan tras esa edad, la recalculación de tu beneficio puede reflejar esos ingresos superiores.
Esto significa que, en lugar de perder dinero por trabajar, en realidad puedes estar asegurando que tu pensión sea más alta en el futuro.
Históricamente, la seguridad social en muchos países ha sido un pilar fundamental para la economía de los jubilados. En países como España, la pensión media en 2023 fue de aproximadamente 1.200 euros mensuales, y en Alemania, la media alcanzó los 1.300 euros. Sin embargo, debido al envejecimiento poblacional y las crisis económicas, estos beneficios están bajo presión, y conocer estas reglas puede marcar la diferencia entre una jubilación cómoda y una con dificultades.
Por ejemplo, si un trabajador en España con una pensión inicial de 1.200 euros decide continuar trabajando y logra incrementar su salario anual, puede reemplazar algunos años con salarios más bajos por otros con salarios más altos.
La recalculación puede hacer que su pensión aumente en varios cientos de euros al mes en el futuro. De hecho, algunos expertos estiman que aprovechar esta estrategia puede incrementar la pensión en un 15% o más, dependiendo de cuánto y cuánto tiempo se siga trabajando.
En conclusión, no es siempre cierto que trabajar mientras se recibe la pensión disminuya los beneficios, especialmente si se tiene en cuenta la regla oculta de la recalculación de los ingresos.
Con un poco de planificación y conocimiento, los jubilados pueden maximizar sus beneficios y asegurar una mejor calidad de vida en su vejez. Es recomendable consultar con un asesor financiero o con la propia Seguridad Social para entender en detalle cómo aplicar estas estrategias en cada caso particular.
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