La urgencia de reformar el sistema de pensiones de la Seguridad Social se intensifica debido al creciente déficit que enfrenta el programa.

La Seguridad Social es un pilar fundamental en el sustento económico de la mayoría de los jubilados en la actualidad. Sin embargo, muchos trabajadores más jóvenes se encuentran escépticos acerca de si alguna vez recibirán beneficios de este programa, una preocupación que, aunque puede parecer exagerada, tiene bases en la realidad.
Desde 2021, el sistema ha estado gastando más de lo que ingresa, y las proyecciones actuales indican que podría agotar sus fondos de reserva en menos de una década, lo que limitaría su capacidad para pagar todos los beneficios programados.
A pesar de este panorama sombrío, es importante señalar que incluso en el peor de los casos, la Seguridad Social no desaparecería por completo. Continuaría recibiendo ingresos de los impuestos sobre nómina que los trabajadores pagan, además de posibles ingresos fiscales sobre los beneficios de la Seguridad Social si se mantienen las leyes actuales.
Si bien podrían implementarse recortes en los beneficios, es más probable que el Congreso busque una forma de reformar el programa para que la mayoría de los estadounidenses puedan seguir recibiendo sus beneficios, o incluso aumentar lo que reciben actualmente.
El desafío radica en encontrar una estrategia que tenga consenso. No existe una solución única que garantice la viabilidad de la Seguridad Social en el futuro. Será necesario adoptar una combinación de enfoques. Por un lado, algunas de las propuestas incluyen aumentar los impuestos sobre nómina para los trabajadores, mientras que otras sugieren reducir los beneficios para ciertos jubilados.
Para explorar diferentes escenarios, la herramienta 'Reformer' del Comité para un Presupuesto Responsable permite simular el impacto de varias opciones sobre el déficit de financiamiento.
Entre las opciones presentadas, se incluye aumentar la edad de jubilación completa (FRA) y la posibilidad de invertir las ganancias del fondo fiduciario en el mercado de valores.
Un enfoque que ha ganado apoyo bipartidista es la idea de gravar todos los salarios superiores a 400,000 euros, que actualmente están exentos de impuestos sobre la nómina de la Seguridad Social.
Esta medida podría eliminar aproximadamente dos tercios del déficit proyectado.
No obstante, algunas propuestas, como modificar la fórmula del ajuste por costo de vida (COLA), podrían aumentar el déficit proyectado al incrementar el gasto.
Esto significa que, si se desean reformas que aumenten los beneficios para los jubilados, se tendrán que buscar nuevas fuentes de ingreso o recortar beneficios para algunos.
La falta de acción por parte de Washington plantea una pregunta crucial. Aunque los legisladores pueden idear propuestas que funcionen para ciertos grupos, el verdadero reto es encontrar un plan que la mayoría del Congreso y la opinión pública puedan aceptar.
Mientras que los republicanos han sugerido aumentar gradualmente la FRA, lo que podría reducir los beneficios para los trabajadores más jóvenes, algunas propuestas demócratas abogan por que los estadounidenses más acomodados paguen más en impuestos sobre la nómina.
Ante el inminente riesgo de recortes en los beneficios menos de una década, la atención hacia la reforma de la Seguridad Social seguramente aumentará en los próximos años.
Aunque no está claro qué decidirá el Congreso, es probable que la solución implique una combinación de recortes estratégicos y aumentos fiscales.
Una vez que se implemente un plan, tanto trabajadores como jubilados tendrán que revisar sus presupuestos y adaptarse a las nuevas realidades financieras.