Una demanda colectiva revela que los productos de plástico, como los envases de Rubbermaid, podrían liberar microplásticos peligrosos al ser calentados o congelados, poniendo en riesgo la salud de millones de consumidores en Estados Unidos.

En los últimos años, la preocupación por la presencia de microplásticos en nuestro entorno y, más alarmante aún, en nuestro propio cuerpo, ha ido en aumento.

Estudios recientes han revelado que estas diminutas partículas de plástico, provenientes de la descomposición de residuos plásticos mayores, se encuentran presentes en casi todos los órganos humanos, siendo el cerebro uno de los principales afectados.

La acumulación de microplásticos en el organismo no solo plantea riesgos ambientales, sino que también representa una amenaza significativa para la salud pública.

En un caso que ha generado gran revuelo en Estados Unidos, dos ciudadanas han presentado una demanda contra Newell Brands, la empresa responsable de la marca Rubbermaid.

La acusación señala que la compañía ha engañado a los consumidores al no informar que sus productos, etiquetados como aptos para microondas y congeladores, podrían liberar microplásticos peligrosos al ser expuestos a estas condiciones.

La denuncia, presentada el 28 de abril en el Tribunal de Distrito del Centro de California, busca proteger a millones de usuarios que, al calentar o congelar sus alimentos en estos recipientes, podrían estar ingiriendo partículas nocivas sin saberlo.

Históricamente, el uso del plástico en envases y utensilios de cocina se popularizó en la segunda mitad del siglo XX, revolucionando la forma en que almacenamos y transportamos alimentos.

Sin embargo, en las últimas décadas, diversos estudios científicos han puesto en duda la seguridad de estos materiales, especialmente cuando son sometidos a altas temperaturas o temperaturas extremas.

La investigación publicada en 2023 en la revista Environmental Science & Technology ha evidenciado que el calentamiento de envases plásticos en microondas puede liberar una gran cantidad de microplásticos en los alimentos, los cuales luego son consumidos inadvertidamente.

La sustancia que compone estos microplásticos se ha relacionado con problemas de salud como daños en el sistema inmunológico, alteraciones en el tracto digestivo e incluso un aumento en el riesgo de ciertos tipos de cáncer.

La exposición continua a estas partículas, especialmente en niños y personas vulnerables, puede tener consecuencias devastadoras a largo plazo. La denuncia en California también señala que Rubbermaid ha estado ocultando información crucial, lo que ha llevado a que muchos consumidores confíen en la seguridad de sus productos sin sospechar el peligro potencial.

Por su parte, la industria del plástico defiende la seguridad de sus productos. Matt Seaholm, CEO de la Asociación de Industrias del Plástico, afirmó que el plástico ofrece una protección y eficiencia inigualables y que su uso y reciclaje son fundamentales para reducir residuos y proteger el medio ambiente.

Sin embargo, los expertos en salud advierten que la exposición a microplásticos no solo afecta a los humanos, sino también a la fauna y flora marina, donde estos residuos se acumulan en océanos y ríos.

El caso de Rubbermaid no es el único. En días recientes, una demanda similar se presentó contra S.C. Johnson, fabricante de la marca Ziploc, por no revelar la posible liberación de microplásticos al usar sus productos en microondas o congeladores. Ambos procesos, según investigaciones, aumentan la liberación de partículas plásticas en los alimentos, contribuyendo a un problema global que requiere atención urgente.

Este fenómeno ha puesto en evidencia la necesidad de revisar las normativas relacionadas con la fabricación, etiquetado y uso de plásticos en productos de consumo.

La comunidad científica continúa investigando los efectos a largo plazo de la ingesta de microplásticos, mientras que los reguladores consideran establecer límites más estrictos para estos productos.

La salud de millones de personas podría depender de una regulación más transparente y de la conciencia del consumidor acerca de los riesgos asociados al uso de ciertos envases plásticos.

En conclusión, la presencia de microplásticos en el cuerpo humano, especialmente en órganos tan delicados como el cerebro, representa una amenaza silenciosa que no debe ser subestimada.

La demanda contra Rubbermaid y otros casos similares marcan un paso importante hacia una mayor responsabilidad por parte de las empresas y una mayor protección para los consumidores.

La ciencia continúa alertando sobre los peligros de estos residuos microscópicos, y la sociedad debe estar preparada para exigir cambios que garanticen un entorno más seguro para todos.