Un brote de Legionnaires en Nueva York ha causado la muerte de cinco personas y más de 100 casos confirmados, vinculados a torres de enfriamiento en Harlem. La crisis ha provocado acciones legales y reavivado debates sobre la gestión de infraestructuras urbanas ante el cambio climático.

La enfermedad de Legionnaires se ha convertido en un problema de salud pública de gran escala en la ciudad de Nueva York, donde al menos 108 personas han sido diagnosticadas y cinco han fallecido en un brote que ha puesto en evidencia las deficiencias en el mantenimiento de infraestructuras urbanas.

Este brote, el más severo en años, ha sido presuntamente causado por torres de enfriamiento en varios edificios del centro de Harlem, según informes de las autoridades sanitarias locales.

Supuestamente, las condiciones climáticas estivales extremadamente calurosas y húmedas han favorecido la proliferación de la bacteria Legionella en estas torres, que utilizan agua para regular la temperatura en grandes estructuras.

La bacteria, que se encuentra de manera natural en aguas dulces, se multiplica en ambientes cálidos y estancados, formando aerosoles que, al ser inhalados por las personas, pueden desencadenar infecciones severas, como neumonía.

Este fenómeno no es exclusivo de Nueva York. Históricamente, la Legionnaires’ ha sido un problema recurrente en países industrializados, incluyendo Estados Unidos, Canadá y varias naciones europeas.

Sin embargo, en los últimos años, el incremento de casos ha sido atribuido en parte al cambio climático, que ha provocado olas de calor más intensas y prolongadas, y a un envejecimiento de la población con mayores susceptibilidades.

El brote actual en Harlem ha llevado a la presentación de una demanda contra una empresa constructora responsable de las torres de enfriamiento, presuntamente por negligencia.

La demanda, presentada por el bufete de abogados Weitz & Luxenberg en nombre de trabajadores afectados, señala que las torres estuvieron expuestas a lluvias intensas en julio, que llenaron los sistemas de agua sin el tratamiento adecuado, creando un caldo de cultivo para Legionella.

Supuestamente, la negligencia de las empresas responsables y la falta de mantenimiento preventivo han sido las principales causas del brote. El abogado Jared Scotto afirmó que “esto no debería estar sucediendo en 2025; es una tragedia evitable” y añadió que buscan responsabilizar a todos los implicados.

Por otro lado, expertos en salud pública advierten que la situación podría agravarse si no se toman medidas urgentes. La subida de temperaturas y la creciente urbanización han incrementado la demanda de sistemas de enfriamiento en edificios, muchos de los cuales utilizan tecnologías que pueden favorecer la proliferación de Legionella si no se mantienen correctamente.

Además, comunidades vulnerables, como la de Harlem, enfrentan mayores riesgos debido a la pobreza, la falta de acceso a atención médica y la prevalencia de condiciones crónicas como asma y enfermedades pulmonares, que aumentan la probabilidad de complicaciones.

Los especialistas también recomiendan a los residentes tomar precauciones, como asegurarse de que las instalaciones de agua en sus hogares tengan niveles adecuados de cloro, ya que una desinfección insuficiente puede facilitar el crecimiento bacteriano.

Asimismo, aconsejan consultar a los médicos ante síntomas respiratorios y mantenerse informados sobre las acciones de las autoridades.

El caso ha reavivado el debate sobre la gestión de infraestructuras urbanas y la necesidad de una mayor inversión en mantenimiento y modernización de sistemas de agua y ventilación.

Algunos analistas sugieren que la crisis refleja una tendencia global, donde los efectos del cambio climático y el envejecimiento de las ciudades hacen que episodios como este sean cada vez más frecuentes.

Supuestamente, la desconfianza en las instituciones y la falta de comunicación clara también han complicado la respuesta oficial, generando alarma social.

Expertos en salud indican que la clave para prevenir futuros brotes está en la colaboración entre gobiernos, empresas y comunidades, así como en la implementación de políticas preventivas basadas en evidencia científica.

Mientras tanto, en Harlem y otras zonas afectadas, la prioridad es contener el brote, realizar pruebas en las torres de enfriamiento y garantizar que las instalaciones cumplan con los estándares de seguridad.

La situación sigue en desarrollo y las autoridades se comprometen a mantener informada a la población y a reforzar las medidas de control para evitar una mayor propagación de la enfermedad.