La Reserva Federal de EE.UU. gestiona una de las mayores reservas de oro del mundo, cuyo valor aumenta en períodos de crisis económica. ¿Podría esta cantidad de oro convertirse en un activo aún más valioso ante la incertidumbre global?

En medio de las fluctuaciones del mercado y las crecientes tensiones económicas internacionales, el enorme stock de oro gestionado por la Reserva Federal de Estados Unidos está captando una atención cada vez mayor.

Aunque la mayoría de este oro no pertenece directamente a la Fed, sino que es propiedad de diferentes gobiernos, bancos centrales y organismos internacionales, su valor en el mercado se ha disparado en 2025, alcanzando cifras que, en euros, superan los 420 mil millones, dependiendo del precio del oro en ese momento.

Supuestamente, el valor total del oro almacenado en la Reserva Federal podría equivaler a más de 1.2 millones de medallas de oro olímpicas, que, en realidad, están hechas principalmente de plata. Para ponerlo en perspectiva, tendrías que gastar alrededor de 580 mil millones de euros en lingotes de oro de una onza en Costco, aunque el lingote de oro de 32 gramos de la cadena está agotado actualmente.

Pero, ¿dónde se guarda todo ese oro y quién lo posee realmente? La mayor parte, aproximadamente 147 millones de onzas finas, se encuentra en Fort Knox, en Kentucky, considerado el símbolo más emblemático de las reservas doradas en EE.UU. Sin embargo, una parte significativa pertenece a otros países y organizaciones internacionales. En 2021, el Departamento del Tesoro de EE.UU. reportó que solo 13,4 millones de onzas (alrededor de 416 toneladas métricas) estaban en custodia en la Reserva Federal, mientras que el resto se distribuye en otros depósitos y bancos centrales de todo el mundo.

Supuestamente, países como Alemania, Italia y Francia también mantienen grandes reservas de oro, en lugares como el Banco de Inglaterra y el Banco de Francia.

La existencia de tantas reservas en diferentes países refleja la importancia histórica del oro como activo de confianza y reserva de valor. Desde la antigüedad, el oro ha sido considerado un símbolo de riqueza y estabilidad, siendo uno de los medios de intercambio originales en civilizaciones como la egipcia y la romana.

En tiempos de incertidumbre económica, muchos inversores y países recurren al oro como refugio seguro. La razón radica en que, a diferencia del dinero fiduciario, el oro no puede ser impreso ni manipulado por ningún banco central, por lo que es visto como una protección contra la inflación y la devaluación de las monedas.

Supuestamente, la demanda de oro ha aumentado en 2024, superando incluso al euro como segundo activo de reserva global, solo detrás del dólar estadounidense.

Factores como la crisis financiera de 2008, las tensiones comerciales entre EE.UU. y China, y las sanciones internacionales, han impulsado a los bancos centrales a acumular más oro. Además, las calificaciones crediticias de EE.UU. han sido revisadas a la baja por agencias como Standard & Poor’s, generando preocupaciones sobre la estabilidad del dólar y fortaleciendo el atractivo del oro.

El precio del oro en 2025 ha alcanzado niveles históricos, haciendo que su valor total en las reservas de EE.UU. sea aún más relevante. Algunos analistas creen que, a medida que aumenta la incertidumbre global, el oro podría brillar aún más, consolidándose como un activo imprescindible en las estrategias de inversión internacionales.

En definitiva, el vasto stock de oro gestionado por la Reserva Federal no solo representa un patrimonio histórico, sino que también puede convertirse en un recurso clave en tiempos de crisis, ofreciendo una garantía de confianza y estabilidad en un mundo cada vez más impredecible.