Varias marcas automotrices, incluyendo Ford, Chevrolet y Polestar, han emitido llamadas a revisión que afectan a más de 900,000 vehículos en Estados Unidos y Europa. Con advertencias que van desde fallos en motores hasta problemas en sistemas de cámaras, los propietarios deben verificar si su vehículo está incluido y tomar las medidas necesarias para garantizar su seguridad.

En los últimos días, diferentes fabricantes de automóviles han anunciado campañas de llamada a revisión que afectan a más de 900,000 vehículos en Estados Unidos y Europa.

Estos recordatorios, que buscan prevenir posibles fallos que puedan comprometer la seguridad de los conductores y pasajeros, abarcan desde problemas en los motores hasta defectos en sistemas de cámaras traseras y cinturones de seguridad.

Una de las mayores campañas corresponde a General Motors (GM), que ha llamado a revisión a casi 480,000 vehículos en Estados Unidos, incluyendo modelos de Cadillac, Chevrolet y GMC.

La causa principal es un defecto en los componentes del motor V8 de 6.2 litros, que puede provocar fallos en el motor y, en casos extremos, su apagado repentino. Los modelos afectados, fabricados entre 2021 y 2024, incluyen el Cadillac Escalade, Silverado 1500, Chevrolet Suburban y GMC Yukon. La Administración Nacional de Seguridad del Tráfico en Carreteras (NHTSA) advierte que estos vehículos pueden mostrar signos de advertencia antes de una falla, como ruidos inusuales, luces de advertencia en el tablero o problemas de rendimiento.

Por otro lado, Ford ha iniciado una campaña de revisión para casi 290,000 vehículos en Europa y Norteamérica. La problemática radica en las cámaras traseras, que podrían no mostrar la imagen correctamente al poner la reversa. Modelos afectados incluyen algunos Ford Expedition y Lincoln Navigator de 2015, además de los Ford Bronco de 2022 y 2023. La compañía ha informado que los concesionarios reemplazarán las cámaras de forma gratuita y enviarán notificaciones a los propietarios en las próximas semanas.

Otra marca que ha tenido que actuar rápidamente es Polestar, que ha llamado a revisión a cerca de 28,000 unidades de su modelo Polestar 2, fabricadas entre 2021 y 2025.

La causa radica en un error de sincronización entre la cámara de asistencia de estacionamiento y la unidad de infoentretenimiento, lo que puede mostrar el mensaje de que la cámara no está disponible.

La solución consiste en una actualización de software que será proporcionada sin costo y cuyo proceso durará varias semanas.

En Europa, la marca Volkswagen también ha emitido una llamada a revisión para su modelo ID. BUZZ de 2025, afectando a más de 5,600 unidades. El problema está relacionado con la falta de cinturones de seguridad en la tercera fila, que puede representar un riesgo en caso de accidente. La solución será la instalación de un aditamento que ajuste la anchura del asiento y garantice la protección de todos los pasajeros.

Históricamente, las llamadas a revisión son una práctica común en la industria automotriz, con antecedentes que datan desde los años 70, cuando se comenzaron a detectar fallos en sistemas de frenos y airbags.

La regulación en Estados Unidos, a través de la NHTSA, obliga a los fabricantes a notificar a los propietarios y a reparar los defectos sin costo alguno.

En Europa, la Agencia Europea de Seguridad Vial también supervisa estos procedimientos para asegurar la protección del consumidor.

Por ello, es fundamental que los propietarios de vehículos revisen regularmente si su coche figura en alguna lista de recall. Para ello, pueden consultar las bases de datos oficiales de la NHTSA o de la Unión Europea, ingresando el número de identificación del vehículo (VIN).

La prevención y la pronta acción son clave para evitar accidentes y garantizar la seguridad en las carreteras.

En conclusión, con miles de vehículos afectados en diferentes continentes, las llamadas a revisión representan una parte esencial del mantenimiento preventivo en la industria automotriz.

La colaboración entre fabricantes, reguladores y propietarios es fundamental para mantener la seguridad vial y reducir riesgos asociados a fallos mecánicos o de sistemas electrónicos en los automóviles modernos.