Supuestamente Nissan está enfocando su estrategia en Estados Unidos para recuperarse tras pérdidas significativas, con planes de introducir vehículos híbridos y fortalecer su producción en Tennessee. La compañía busca adaptarse a las demandas del mercado y reducir la dependencia de importaciones, apostando por una producción local que podría reducir costos y mejorar sus márgenes de ganancia.

Supuestamente, Nissan está desplegando toda su energía en Estados Unidos para revertir una serie de resultados financieros negativos que afectaron su rendimiento en los últimos años.

Tras un año fiscal particularmente desafiante, la marca japonesa busca consolidar su presencia en el mercado estadounidense mediante una estrategia que combina innovación, producción local y adaptación a las preferencias de los consumidores.

El año 2024 quedó marcado por una pérdida operativa de aproximadamente 15.5 mil millones de euros, una cifra que evidenció la necesidad de cambios profundos en la estructura y en la estrategia comercial de Nissan en Norteamérica.

Sin embargo, presuntamente, la compañía ha identificado varias áreas clave para impulsar su recuperación, entre ellas, la producción en Estados Unidos y la introducción de tecnologías híbridas que podrían revolucionar su oferta en el mercado local.

Supuestamente, Nissan planea comenzar a importar en 2026 su modelo Rogue equipado con la tecnología híbrida e-Power, una innovación que ya ha tenido éxito en Japón desde 2016.

Esta tecnología, que combina un motor de gasolina que genera electricidad y un motor eléctrico que impulsa las ruedas, es considerada por algunos expertos como una de las alternativas más eficientes para reducir las emisiones y el consumo de combustible.

Además, la compañía pretende fabricar en su planta de Smyrna, Tennessee, aproximadamente 300,000 unidades del próximo modelo híbrido en 2027, lo que marcaría un gran paso hacia la producción local.

La reestructuración incluye también la modernización de su planta en Dechard, que actualmente se dedica a la fabricación de motores convencionales, para poder producir componentes híbridos y reducir aún más los costos asociados a las importaciones.

Supuestamente, estos movimientos responden a una estrategia para adaptarse a la creciente demanda de vehículos más ecológicos en Estados Unidos, donde los consumidores muestran una inclinación hacia híbridos y eléctricos.

La tendencia ha sido impulsada por políticas gubernamentales que favorecen la reducción de emisiones y la implementación de incentivos para la adquisición de vehículos sostenibles.

En los últimos meses, Nissan ha ajustado su enfoque de producción, dejando de lado la fabricación en exceso y enfocándose en la personalización de pedidos a través de sus concesionarios.

Esto ha permitido a la marca acercarse más a las necesidades específicas del mercado estadounidense, donde las preferencias varían significativamente entre regiones.

Por ejemplo, en ciudades como Nueva York, hay una mayor demanda de vehículos híbridos y de leasing, mientras que en estados del sur, la preferencia se inclina hacia la compra directa de modelos robustos.

Se espera que estos cambios ayuden a Nissan a recuperar cuota de mercado, que actualmente ronda el 5%, tras haber llegado a tener cifras cercanas al 4%.

La compañía también ha intensificado campañas publicitarias y promociones en Estados Unidos para reforzar su imagen y atraer a nuevos clientes, centrándose en la innovación y la sostenibilidad.

Supuestamente, los directivos de Nissan están manteniendo conversaciones con políticos locales y federales para facilitar los procesos de reindustrialización y localización de la producción de e-Power en Tennessee.

La próxima década será crucial para determinar si estos movimientos logran revertir la tendencia negativa y posicionar a Nissan como uno de los referentes en tecnología híbrida en el mercado estadounidense, fortaleciendo así su presencia global y su rentabilidad futura.