El mercado de valores muestra dudas sobre la confianza en las políticas arancelarias de Trump después de más de tres meses en el cargo, con caídas significativas en los principales índices estadounidenses y un impacto en la economía global.

A 101 días desde que Donald Trump asumió su segundo mandato presidencial en Estados Unidos, los inversores parecen ser menos optimistas respecto a la recuperación económica y las políticas comerciales del país que al inicio de su gestión.

En los primeros meses tras su elección, los principales índices bursátiles estadounidenses, como el Dow Jones Industrial y el S&P 500, experimentaron un aumento superior al 4%, reflejando las expectativas de un entorno más favorable para los negocios y las inversiones.

Sin embargo, hoy en día, ambos índices se encuentran más de un 6% por debajo de los niveles alcanzados en el día de las elecciones, mientras que el Nasdaq, con mayor peso de tecnología, ha sufrido una caída superior al 11%.

Este cambio en la percepción del mercado coincide con la implementación de políticas arancelarias y comerciales que han generado incertidumbre y volatilidad.

En abril, tras la introducción de tarifas para México y Canadá, las bolsas estadounidenses experimentaron movimientos erráticos que afectaron la confianza de los inversores.

La tensión aumentó aún más en medio de la escalada en las relaciones comerciales con China, cuando Trump anunció aranceles masivos y amenazó con remover al presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell.

La respuesta de los mercados fue de temor, con caídas importantes y un aumento en la volatilidad.

A pesar de que Trump ha tratado de tranquilizar a los mercados, asegurando que no despedirá a Powell y anunciando ciertos alivios arancelarios, la realidad económica sigue siendo incierta.

En concreto, la economía estadounidense mostró una contracción del Producto Interno Bruto (PIB) del 0,3% en el primer trimestre, la primera caída en tres años, en parte debido al impacto de los aranceles y la guerra comercial.

Los expertos advierten que si la escalada continúa, podría poner en riesgo la recuperación y llevar a una recesión.

Uno de los indicadores de miedo en los mercados, el índice de volatilidad VIX, alcanzó niveles no vistos desde los días iniciales de la pandemia del COVID-19, reflejando la tensión y la incertidumbre sobre el futuro cercano.

Sin embargo, en comparación con episodios anteriores, este índice se ha moderado rápidamente, sugiriendo que los inversores están adoptando una postura cautelosa, esperando para ver cómo evoluciona la situación.

Históricamente, la economía estadounidense ha mostrado resiliencia frente a crisis políticas y económicas. Por ejemplo, durante la Gran Recesión de 2008, el mercado se desplomó más del 50%, pero en los años siguientes, la recuperación fue significativa, con ganancias cercanas al 70% en el Dow Jones para la conclusión del primer mandato de Barack Obama.

En contraste, la pandemia de COVID-19 provocó una caída rápida y profunda en 2020, con una recuperación que también fue rápida, impulsada por estímulos fiscales y monetarios.

En la actualidad, la incertidumbre generada por las decisiones arancelarias y las tensiones comerciales ha llevado a muchos inversores a adoptar una estrategia de espera y observación, posponiendo compras adicionales en sus carteras.

La gestión de riesgos se ha convertido en prioridad, ante la posibilidad de que nuevas escaladas puedan desencadenar una recesión o una caída aún mayor en los mercados.

Expertos en economía, como Matthew Martin de Oxford Economics, advierten que si la guerra comercial se intensifica, las perspectivas de crecimiento se verán gravemente afectadas, y el riesgo de recesión aumentará.

La incertidumbre global, combinada con las políticas internas de EE.UU., mantiene al mercado en un estado de alerta, mientras los inversores analizan cada movimiento y decisión del gobierno de Trump para determinar su próximo paso financiero y económico.