Muchas mujeres en Estados Unidos enfrentan una creciente incertidumbre respecto a su jubilación debido a la combinación de obligaciones de cuidado, salarios bajos y deudas estudiantiles. La brecha salarial de género y las interrupciones en la carrera profesional dificultan que puedan ahorrar lo suficiente para su retiro, poniendo en riesgo su estabilidad económica en la vejez.

La problemática de la jubilación femenina se ha convertido en una de las principales preocupaciones sociales en Estados Unidos y en muchos otros países.

La combinación de factores históricos y estructurales ha llevado a que muchas mujeres lleguen a la vejez con recursos insuficientes para mantener su calidad de vida.

La brecha salarial de género, que desde hace más de dos décadas permanece en torno al 83% en promedio, significa que las mujeres ganan mucho menos que los hombres por realizar trabajos similares.

Este fenómeno, sumado a las interrupciones en sus carreras laborales por motivos de cuidado familiar y maternidad, genera que tengan menos años cotizados y, por tanto, menor pensión o ahorro para la jubilación.

Históricamente, las mujeres han asumido la mayor parte de las tareas de cuidado, tanto de hijos como de familiares mayores o enfermos, lo que ha reducido su tiempo en el mercado laboral y sus ingresos acumulados.

Según datos del Departamento del Tesoro, las mujeres de color enfrentan aún mayores desventajas, con niveles de ahorro y pensión significativamente menores en comparación con las mujeres blancas.

La situación se agrava cuando se consideran los costos asociados a la salud, en particular las medicinas y tratamientos médicos, que en Estados Unidos pueden llegar a superar los 6.000 euros anuales para quienes requieren medicación constante.

A pesar de los avances en políticas laborales y beneficios familiares, la realidad es que muchas mujeres no logran ahorrar lo suficiente. Estudios recientes muestran que el 80% de las mujeres entre 55 y 66 años no tienen ahorros que cubran sus necesidades básicas durante la jubilación.

La crisis no solo es económica, sino también emocional, ya que muchas sienten que están destinadas a depender de sus familias o a trabajar en condiciones precarias hasta que ya no puedan más.

Por ejemplo, personas como Katherine Gotthardt, una mujer de 55 años que trabaja part-time en un periódico y también realiza trabajos freelance, enfrentan dudas sobre si podrán apoyar a sus hijos o cubrir sus propios gastos en el futuro.

Ella reconoce que sus años de cuidado de sus hijos y las deudas estudiantiles, que superan los 180.000 euros con intereses, han mermado sus posibilidades de ahorro.

Por otro lado, figuras como Beth Klute, que tras 33 años en el sector público decidió vender sus pertenencias y viajar por diferentes estados, demuestran que la flexibilidad y las decisiones de vida pueden ofrecer una mejor calidad de vida en la jubilación, siempre que haya un respaldo financiero adecuado.

Sin embargo, la realidad de muchas mujeres es que no han tenido la oportunidad de planificar con anticipación debido a las desigualdades económicas.

Para afrontar esta crisis, expertos en finanzas recomiendan que las mujeres comiencen a ahorrar e invertir desde temprana edad, incluso con cantidades pequeñas.

La clave está en crear un fondo de emergencia equivalente a al menos un mes de gastos y aprovechar las cuentas de inversión como planes 401(k) o IRAs.

Además, las empresas están empezando a ofrecer beneficios como permiso parental pagado, cuidado de respaldo y contribuciones adicionales para ayudar a reducir la brecha.

En conclusión, la desigualdad de género en el ámbito laboral y familiar ha puesto a muchas mujeres en una situación de vulnerabilidad respecto a su retiro.

La historia muestra que, sin cambios estructurales y políticas inclusivas, esta crisis solo se intensificará. Es fundamental que tanto los gobiernos como las empresas tomen medidas concretas para garantizar que las mujeres puedan alcanzar una jubilación digna y segura, cerrando la brecha de ingresos y facilitando el acceso a recursos y asesoramiento financiero adecuado.

Solo así podrán tener la oportunidad de disfrutar de su vejez sin preocupaciones económicas, logrando cerrar la brecha que las separa de una jubilación estable y próspera.