Cada vez más trabajadores consideran cambiar de empleo o exigir mejores beneficios relacionados con la fertilidad, lo que obliga a las empresas a adaptarse a esta tendencia en crecimiento.

En los últimos años, ha surgido una tendencia significativa en el mercado laboral: un incremento en el interés de los empleados por acceder a beneficios relacionados con la fertilidad y la planificación familiar.

Este fenómeno refleja un cambio en las prioridades de la fuerza laboral, especialmente entre los millennials, quienes constituyen la mayor proporción de trabajadores en países como Estados Unidos y Europa.

Desde 2022, se ha registrado un aumento del 20% en la cantidad de empleados que consideran cambiar de trabajo o incluso renunciar para acceder a mejores coberturas de fertilidad y programas de apoyo familiar.

Según un informe de Mercer, una consultora en recursos humanos, el 62% de las empresas en Estados Unidos ya ofrecen algún tipo de cobertura para tratamientos de fertilidad, como la fertilización in vitro (FIV), y esta cifra sigue en aumento.

En países de la Unión Europea, la tendencia es similar, con un incremento en la oferta de estos beneficios en los últimos tres años.

La razón principal de esta tendencia radica en la dificultad que enfrentan muchas parejas y personas solteras para acceder a tratamientos de fertilidad costosos.

La fertilización in vitro, por ejemplo, puede tener un costo que oscila entre 8.000 y 12.000 euros por ciclo en Europa, y muchas veces se necesitan múltiples intentos para lograr un embarazo exitoso. Para muchas familias, estos gastos representan una carga financiera insostenible sin el respaldo de sus empleadores.

Históricamente, los beneficios laborales estaban centrados en aspectos como seguro médico básico, vacaciones y jubilación. Sin embargo, en las últimas dos décadas, la visión sobre el bienestar integral del empleado ha evolucionado. Instituciones como la Asociación Americana de Fertilidad (ASRM) han promovido campañas para que las empresas reconozcan la importancia de ofrecer recursos de apoyo reproductivo, considerando que estos beneficios no solo mejoran la calidad de vida de los empleados, sino que también fortalecen la lealtad y la retención del talento.

Un ejemplo de ello es la historia de Laura Müller, una técnica veterinaria de 38 años en Filadelfia, quien en 2023 empezó a buscar un nuevo empleo específicamente por la posibilidad de acceder a cobertura para tratamientos de fertilidad.

Tras varias rondas de inseminación artificial y procedimientos de extracción de óvulos, logró quedar embarazada y espera un hijo para junio. Laura comenta: “Gracias a que encontré un trabajo que cubría estos gastos, pude cumplir mi sueño de ser madre. Fue un esfuerzo enorme, pero valió la pena”.

La creciente demanda también ha llevado a que empresas de tamaño mediano y grande adopten políticas más inclusivas. La clínica virtual Maven, especializada en salud femenina y familiar, realizó una encuesta a más de 1,500 responsables de recursos humanos y casi 4,000 empleados en Estados Unidos, donde el 69% de los empleados manifestó haber considerado cambiar de trabajo por mejores beneficios reproductivos y de cuidado familiar.

Del lado de las empresas, el 70% planea ampliar sus proveedores de servicios relacionados con la salud reproductiva en los próximos años.

No solo las mujeres buscan estos beneficios; también los hombres y las parejas del mismo sexo están demandando mayor apoyo. La CEO de Maven, Kate Ryder, indicó que la popularidad de kits caseros de análisis de semen y otros recursos de fertilidad ha aumentado considerablemente, reflejando una visión más inclusiva y moderna sobre la familia.

El cambio en la conceptualización de la familia también impulsa a las empresas a revisar sus políticas. La directora de innovación en bienestar organizacional de Gallagher, Kathleen Schulz, explica que “la definición de familia ahora abarca a padres solteros, familias mezcladas, adoptados y personas que recurren a la gestación subrogada.

Las empresas deben adaptarse para ser más inclusivas en sus beneficios”.

A pesar de los avances, el costo sigue siendo un obstáculo importante. En Europa, por ejemplo, un ciclo de FIV puede costar aproximadamente 9.000 euros, y muchas familias enfrentan deudas para cubrir estos gastos. La organización Resolve, dedicada a la defensa de la infertilidad, señala que muchas personas están dispuestas a cambiar de país o de empleo para acceder a tratamientos más asequibles.

Un caso emblemático es el de Christina Parker, quien en 2021 fue diagnosticada con cáncer de cuello uterino, lo que le obligó a extirpar las trompas de Falopio y a buscar tratamientos de fertilidad costosos.

Después de dos intentos fallidos, logró tener un hijo en 2023 tras gastar aproximadamente 6.000 euros de su bolsillo, mientras que la mayor parte fue cubierta por su seguro de salud. Parker ahora revisa cuidadosamente los beneficios laborales antes de aceptar nuevas ofertas de empleo, considerando que estos recursos marcaron la diferencia en su camino hacia la maternidad.

Este escenario evidencia que los beneficios de fertilidad y apoyo familiar no solo son un valor añadido, sino una necesidad para muchas familias y un factor clave en la decisión de cambiar de empleo.

Las empresas que logren adaptarse a esta demanda estarán mejor posicionadas para atraer y retener talento en un mercado laboral cada vez más competitivo y consciente de la importancia de la salud reproductiva.