Los jóvenes de la generación Z están recurriendo cada vez más a trabajos freelance y emprendimientos propios como respuesta a un mercado laboral cada vez más competitivo y difícil, renegando del modelo de empleo tradicional. Este fenómeno refleja un cambio en las prioridades y en la percepción del trabajo entre los más jóvenes, quienes buscan mayor autonomía y flexibilidad en su vida laboral.
En un contexto donde el mercado laboral global se muestra cada vez más incierto y desafiante, los integrantes de la generación Z, nacidos entre 1997 y 2012, están reinventando la forma en que entienden y afrontan la economía laboral.
Supuestamente, frente a una tasa de desempleo que se mantiene elevada en algunos países y a una transformación en las formas de empleo, este grupo demográfico opta por alternativas no convencionales para generar ingresos y buscar estabilidad financiera.
Según datos presuntamente recientes, el mercado laboral en 2025 continúa siendo un escenario complicado. Supuestamente, en países como Estados Unidos, una de cada cinco personas que buscaba empleo en 2024 todavía seguía en búsqueda, y aproximadamente un 28% de los trabajadores no planeaba buscar trabajo en el próximo año debido a la percepción de que las oportunidades son escasas o inestables.
Aunque algunos países han registrado ligeros aumentos en la creación de empleos, en muchas ocasiones estos son temporales o en sectores con menor estabilidad.
Supuestamente, en este contexto, muchos jóvenes de la generación Z han decidido no esperar a una oferta laboral tradicional y optan por crear sus propios caminos.
Supuestamente, plataformas de trabajo freelance como Fiverr, Taskrabbit o Thumbtack han experimentado un aumento en sus registros, con un crecimiento cercano al 25% en inscripciones en algunos casos.
Por ejemplo, una joven llamada Nola Rodgers, de 22 años, afirma haber generado aproximadamente 160.000 euros desde 2019 ayudando a montar muebles, instalar televisores y organizar espacios en hogares. Rodgers, quien no cuenta con un título universitario ni con un empleo fijo, lanzó en 2022 su propia página web para ofrecer sus servicios y actualmente obtiene entre 2.700 y 3.200 euros mensuales antes de impuestos.
Supuestamente, su historia no es única. Kevin Johnson, de 24 años, también empezó en plataformas como Taskrabbit en 2019 ayudando en mudanzas y ahora logra ganar entre 2.200 y 3.700 euros mensuales. Con estos ingresos, ha podido comprar un vehículo propio y planea, en un futuro próximo, abrir un taller mecánico y ahorrar para pagar una casa. Ambos jóvenes comparten la visión de que la estabilidad ya no pasa necesariamente por un trabajo de 9 a 5, una idea que también comparte una mayoría de la generación Z según estudios recientes.
Supuestamente, investigaciones como el informe “State of the Graduate” de Monster revelan que el 67% de los jóvenes considera que un horario tradicional de oficina está obsoleto, y un 64% piensa que la semana laboral de cinco días también es un concepto anticuado.
La tendencia a trabajar por cuenta propia y la preferencia por horarios flexibles parecen estar ganando terreno, presuntamente como respuesta a un mercado que, en muchos casos, no ofrece garantías de estabilidad.
Históricamente, el concepto de trabajo ha evolucionado desde la Revolución Industrial, cuando las jornadas laborales eran largas y las condiciones duras, hacia modelos más flexibles y basados en el conocimiento.
Sin embargo, en los últimos años, la digitalización y los cambios económicos globales han acelerado esta tendencia, haciendo que cada vez más jóvenes opten por alternativas autónomas.
Supuestamente, esta tendencia también refleja una transformación cultural: la generación Z valora más la libertad y la autonomía que la seguridad laboral tradicional.
Mientras algunos analistas consideran que esto puede generar una mayor inestabilidad económica, otros ven en ello una oportunidad para un modelo laboral más diversificado y adaptable.
En definitiva, la forma en que los jóvenes afrontan la economía en 2025 muestra un cambio profundo, impulsado por la búsqueda de independencia y la necesidad de adaptarse a un mercado que, presuntamente, todavía tiene muchas incertidumbres por resolver.