Un informe reciente revela que casi 9.7 millones de prestatarios de préstamos estudiantiles experimentarán bajadas en sus puntuaciones crediticias en 2025, debido a retrasos en pagos y un aumento en la utilización de tarjetas de crédito. La tendencia refleja las dificultades económicas que enfrentan muchos estadounidenses y cómo estas impactan en su salud financiera a largo plazo.

En 2025, se espera que la puntuación media de crédito en Estados Unidos registre una caída de aproximadamente dos puntos, alcanzando un promedio de 715 en la escala de FICO, según el último informe de la compañía de análisis crediticio FICO.

Este descenso, que puede parecer moderado, tiene implicaciones significativas para millones de consumidores, especialmente aquellos que están en la franja media de calificación crediticia.

La causa principal de esta disminución radica en un aumento en la utilización de las tarjetas de crédito, que ha llegado a un promedio del 35,5%, un incremento notable desde el 29,6% registrado en 2021.

Supuestamente, la reanudación del reporte de pagos atrasados en préstamos estudiantiles ha sido un factor clave en esta tendencia. Muchos prestatarios, que habían suspendido sus pagos durante la pandemia, ahora están enfrentando nuevamente sus obligaciones, lo que ha contribuido a un incremento en los pagos atrasados y en la utilización del crédito.

Esta situación refleja también un cambio en las prioridades financieras de los estadounidenses, quienes, ante la incertidumbre económica, están priorizando pagos esenciales como los préstamos de automóvil, en detrimento de otras obligaciones como las hipotecas y las tarjetas de crédito.

La encuesta de FICO indica que más de la mitad de los adultos en EE. UU. han revisado su puntuación crediticia al menos una vez en el último año, demostrando una mayor conciencia y control sobre su salud financiera.

El impacto más severo se observa en la generación Z, es decir, aquellos entre 18 y 29 años, quienes han visto reducir su puntuación crediticia promedio en tres puntos en comparación con el año anterior.

Además, esta generación presenta mayor volatilidad en sus calificaciones, con fluctuaciones de más de 50 puntos en algunos casos, situación que se atribuye en parte a su mayor endeudamiento en préstamos estudiantiles.

Presuntamente, el 34% de los jóvenes en esta franja poseen préstamos estudiantiles, en comparación con solo el 17% en la población general.

Por otro lado, los datos muestran que una proporción significativa de la población se está desplazando hacia los extremos de la escala crediticia, con una caída en la cantidad de personas con puntuaciones medias (600-749), que ahora representan solo el 33,8% del total, frente al 38,1% en 2021.

Este fenómeno, conocido como recuperación en forma de K, indica que mientras algunos mejoran su situación financiera, otros enfrentan mayores dificultades.

Supuestamente, este escenario ha llevado a un aumento en las acciones de los consumidores para gestionar mejor sus finanzas. Más del 55% revisó su puntuación al menos una vez en el último año, y hay una tendencia a priorizar pagos de autos sobre hipotecas y préstamos personales.

La deuda estudiantil, en particular, parece ser la menos priorizada, incluso entre quienes tienen buenas calificaciones crediticias.

Expertos en finanzas advierten que estas variaciones en las puntuaciones crediticias pueden afectar los intereses y las condiciones de futuros créditos.

Las tasas de interés pueden subir para quienes experimentan bajadas en sus puntuaciones, haciendo más costosos los préstamos y las tarjetas de crédito.

Además, una puntuación menor puede reducir las posibilidades de obtener financiamiento en momentos críticos, como la compra de vivienda o inversión en proyectos importantes.

Supuestamente, la situación económica actual, marcada por la inflación y la recuperación desigual tras la pandemia, ha forzado a muchos estadounidenses a ajustar sus hábitos financieros y a ser más conscientes de su salud crediticia.

La tendencia indica que, si bien algunos logran mejorar sus calificaciones, la mayoría se enfrenta a un escenario de mayor vulnerabilidad financiera en los próximos meses, lo que obliga a repensar estrategias y prioridades para mantener estabilidad económica en un entorno incierto.