Un Cheeto que representa a Charizard se vendió en una subasta por más de 80,000 euros, convirtiéndose en una curiosidad coleccionable.
En un sorprendente giro del coleccionismo, un Cheeto en forma de Charizard, uno de los personajes más emblemáticos del universo Pokémon, fue vendido por una asombrosa suma de 87,000 euros en una subasta organizada por Goldin Auctions.
Este singular snack, conocido como Cheetozard, fue subastado en la madrugada del domingo y ha capturado la atención de coleccionistas y fanáticos por igual.
El Cheeto, que mide aproximadamente 7.6 centímetros, fue descrito como un 'Flamin’ Hot Cheeto' y se encuentra asociado a una tarjeta personalizada de Pokémon que lleva su nombre, Cheetozard.
Charizard, que hizo su aparición en la primera generación de Pokémon en la década de 1990, es uno de los personajes más queridos, a menudo en competencia con Pikachu por el título del Pokémon más popular.
El proceso de subasta fue intenso, con un total de 60 ofertas antes de que el precio final se estableciera en 87,000 euros. Este monto es un reflejo del creciente interés en los artículos coleccionables, especialmente aquellos que combinan nostalgia y cultura pop. El precio inicial de la subasta era de 72,000 euros, pero se elevó considerablemente debido a lo que se conoce como 'prima del comprador', una práctica común en subastas donde se añade un porcentaje al precio final del artículo.
La historia detrás del Cheetozard es tan fascinante como su venta. Según la casa de subastas Goldin Auctions, este Cheeto fue descubierto y preservado entre 2018 y 2022 por una entidad llamada 1st & Goal Collectibles.
La preservación de este tipo de objetos es un fenómeno relativamente nuevo en el mundo del coleccionismo, donde las personas buscan no solo los artículos tradicionales, sino también aquellos que tienen un valor único o extraño.
El fenómeno del coleccionismo de alimentos no es inédito. En años anteriores, se han vendido otros artículos comestibles en formas inusuales, pero pocos han alcanzado precios tan altos como el Cheetozard. Este evento subraya la conexión emocional que los fanáticos tienen con Pokémon y cómo incluso un simple Cheeto puede convertirse en un objeto de deseo por su forma y su historia.
La popularidad de Pokémon ha perdurado a lo largo de los años, desde su lanzamiento original en 1996, y ha evolucionado en diversas formas de entretenimiento, incluyendo videojuegos, series de televisión y, por supuesto, el famoso juego de cartas coleccionables.
Artículos como el Cheetozard no solo son un testimonio de la cultura pop actual, sino que también representan un puente entre la nostalgia de generaciones pasadas y los nuevos coleccionistas que buscan objetos que cuenten una historia.
En resumen, la venta de este Cheeto en forma de Charizard no solo ha marcado un hito en el mundo del coleccionismo, sino que también ha demostrado que lo inusual puede alcanzar un valor excepcional, especialmente cuando se combina con la magia de una franquicia tan icónica como Pokémon.