Un informe del Banco de España destaca que el efectivo continúa siendo el método de pago preferido entre los ciudadanos, a pesar del auge de los pagos digitales.
Un reciente informe elaborado por el Banco de España ha puesto de manifiesto que, a pesar del creciente uso de los medios de pago electrónicos, el efectivo sigue siendo el método más empleado por los ciudadanos en todo el país durante el año 2022.
La tendencia se mantiene a lo largo de los años, reflejando una clara preferencia por el dinero en efectivo en diversas transacciones cotidianas.
Según el estudio, alrededor del 60% de las personas encuestadas afirmaron que prefieren pagar en efectivo en situaciones de compras pequeñas, mientras que el 30% optó por utilizar tarjetas de débito o crédito.
Esto resalta la resistencia cultural del efectivo, que muchos consideran más seguro y privado en comparación con las transacciones electrónicas, que son más susceptibles a los fraudes cibernéticos.
El informe también indica que el efectivo representa casi el 85% de los pequeños pagos realizados, lo que demuestra que, pese a las innovaciones en los métodos de pago y un aumento significativo de las plataformas de pago móvil y 'contactless', el uso de billetes y monedas sigue siendo predominante en el día a día de los españoles.
Históricamente, el efectivo ha tenido un papel fundamental en la economía española. El uso de papel moneda se remonta al siglo XVII en España, y desde entonces ha ido evolucionando junto a las necesidades de la sociedad. Hasta finales del siglo XX, los pagos en efectivo eran prácticamente la única opción disponible. Sin embargo, la llegada del euro en 2002 como moneda única en muchos países europeos, incluyendo España, marcó un hito importante en este ámbito, promoviendo un sistema más integrado y facilitando los pagos transfronterizos.
Sin embargo, los recientes desafíos, como la pandemia de COVID-19, llevaron a un aumento en la adopción de métodos de pago no contactables. Aunque esto sugirió una posible modificación en las tendencias hacia un mayor digitalización, el informe del Banco de España muestra que el efectivo se mantiene fuerte, lo que puede atribuirse a la familiaridad que los ciudadanos tienen con él y a su funcionalidad en un amplio rango de situaciones.
Por otro lado, las brechas digitales también juegan un papel crucial en este asunto, ya que no todos los ciudadanos tienen acceso o confort en el uso de sistemas de pago electrónico, especialmente las personas de mayor edad que pueden no haber estado expuestas al uso de tecnología moderna.
La falta de confianza en las plataformas digitales, sumada a la desconfianza generada por los últimos escándalos de seguridad, ha vuelto a dar relevancia al uso de efectivo en la sociedad.
El Banco de España resalta la importancia de seguir educando a la población sobre los diversos métodos de pago disponibles y sus ventajas y desventajas.
También existe una discusión continua sobre cómo podría evolucionar la relación de los ciudadanos con el efectivo en el futuro, en un mundo cada vez más digitalizado.
Desde su implementación, el euro ha catalizado cambios en el consumo y las finanzas personales, por lo que la pesca institucional en estos comportamientos mutó también debería ser un foco de estudio, para poder ajustes que respondan a las realidades actuales.