La automotriz Stellantis anunció una inversión millonaria en Estados Unidos, pero también decidió mover la fabricación del Jeep Compass desde Canadá a Illinois, lo que ha provocado la indignación de los empleados y el gobierno canadienses. La decisión ha generado tensiones y posibles acciones legales, mientras se disputa el futuro del sector automotriz en Canadá y Estados Unidos.

Supuestamente, la automotriz Stellantis, uno de los mayores fabricantes de vehículos a nivel mundial, ha tomado una decisión que ha provocado una gran controversia en Canadá y Estados Unidos.

La compañía, que recientemente anunció una inversión de aproximadamente 12 mil millones de euros en el mercado estadounidense, ha decidido trasladar la producción del popular modelo Jeep Compass desde su planta en Brampton, Ontario, a una fábrica en Illinois, en Estados Unidos.

Este movimiento, presuntamente motivado por la estrategia de Stellantis para aprovechar incentivos y evitar aranceles comerciales, ha generado una fuerte reacción entre los empleados canadienses y las autoridades del país.

La planta en Brampton, que emplea a cerca de 3,000 trabajadores, había sido prometida por la compañía en un acuerdo de negociación colectiva en 2023, en el que se garantizaba la fabricación del modelo en Canadá.

Según informes no confirmados, Canadá había invertido alrededor de 200 millones de euros en la modernización de sus instalaciones, con la esperanza de mantener la producción local y preservar empleos.

Sin embargo, Stellantis presuntamente revirtió su compromiso, argumentando que la decisión de mover la producción responde a una estrategia de optimización de costos y mayor flexibilidad en la cadena de suministro.

La decisión ha provocado la ira del sindicato Unifor, que representa a los trabajadores, y de las autoridades gubernamentales. La ministra de Industria de Canadá, Mélanie Joly, afirmó que planean presentar una advertencia formal a Stellantis, conocida como 'aviso de incumplimiento', en un intento de proteger los intereses del país y evitar un posible litigio.

Este conflicto se enmarca en un contexto más amplio de tensiones comerciales y de inversión entre Canadá y Estados Unidos, en medio de una creciente competencia por atraer inversiones en el sector automotriz.

La inversión estadounidense, que supuestamente busca fortalecer la producción en EE.UU., también ha sido vista como una estrategia para reducir la dependencia de fábricas en Canadá.

Cabe recordar que, en los últimos años, Canadá ha sido un importante centro de producción automotriz en América del Norte, albergando plantas de gigantes como Ford, General Motors y Stellantis.

La pérdida de la producción de Jeep en Brampton podría tener implicaciones significativas para la economía local y para la competitividad del país en el sector.

Por otro lado, se presume que Stellantis ha anunciado que añadirá aproximadamente 1,500 nuevos empleos en su planta de Windsor, donde se fabricarán nuevos modelos de vehículos de combustión interna, como el Dodge Charger y la Chrysler Pacifica.

Sin embargo, los empleados desplazados en Brampton aún no han sido reubicados y enfrentan una incertidumbre laboral.

En conclusión, aunque supuestamente Stellantis busca fortalecer su presencia en EE.UU. mediante una inversión significativa, la decisión de trasladar la producción del Jeep Compass a Illinois ha encendido alarmas en Canadá. La disputa legal y política que se avecina podría marcar un precedente en las relaciones laborales y de inversión entre ambos países, en un momento en que el sector automotriz mundial atraviesa cambios estructurales hacia los vehículos eléctricos y sostenibles.