La guerra comercial de Trump con China está afectando el futuro de los vehículos eléctricos en EE. UU. y el mundo.

En medio de la creciente competencia global en el sector de los vehículos eléctricos (EV), la política de aranceles implementada por el expresidente Donald Trump ha comenzado a tener repercusiones significativas.

Con China como uno de los actores más fuertes en este campo, los aranceles impuestos están afectando tanto a los fabricantes estadounidenses como a los consumidores.

Desde la implementación de estos aranceles, que alcanzan un 104% en ciertos productos provenientes de China, las empresas estadounidenses se enfrentan a un panorama incierto.

A medida que los costos de producción aumentan, los precios de los vehículos eléctricos también podrían dispararse, haciendo que los modelos estadounidenses sean menos atractivos en el mercado internacional.

Esta situación se convierte en un desafío considerable para compañías como Tesla, que ya se ha consolidado como un líder en ventas de EV a nivel mundial.

Según la Agencia Internacional de Energía, en 2024 se vendieron más de 1,7 millones de vehículos eléctricos en EE. UU., un aumento notable en comparación con las 300,000 unidades comercializadas en 2020. Sin embargo, la tendencia parece estar cambiando, ya que los fabricantes chinos, como BYD y Xiaomi, están produciendo vehículos eléctricos innovadores que rápidamente están captando la atención del público.

Por ejemplo, el BYD Seal, un sedán eléctrico de la marca china, comienza a un precio de 23,000 euros, lo que lo hace considerablemente más asequible que muchos modelos estadounidenses.

Esto, sumado a las características impresionantes de vehículos como el Xiaomi SU7, que ofrece 673 caballos de fuerza y una autonomía de 800 kilómetros por carga, pone en jaque a los fabricantes estadounidenses.

El mercado global de automóviles se proyecta que alcanzará más de 5,6 billones de euros para 2033, lo que representa una oportunidad crucial para los fabricantes de vehículos eléctricos.

No solo se trata de ventas, sino que la nación que logre establecerse como líder en este sector podría beneficiarse enormemente en términos de ingresos fiscales y creación de empleo.

A lo largo de la historia, la industria automotriz ha sido un pilar fundamental de la economía estadounidense, y su impacto se sintió profundamente durante la recesión de 2008.

Con la llegada de la electrificación, se abre un nuevo capítulo, donde los fabricantes locales tienen la oportunidad de sobresalir a nivel internacional.

Sin embargo, el avance de la competencia china podría llevar a que EE. UU. pierda su posición dominante.

En 2024, el Tesla Model Y fue el vehículo eléctrico más vendido en el mundo, con un 69% de sus piezas fabricadas en EE. UU. o Canadá. Sin embargo, a medida que los aranceles se intensifican, la presión sobre Tesla y otras marcas americanas se incrementa, lo que podría hacer que los consumidores se inclinen por opciones más asequibles y competitivas de fabricantes extranjeros.

La guerra comercial y los aranceles impuestos por Trump han generado un efecto dominó en el sector automotriz, y el futuro de los vehículos eléctricos en Estados Unidos podría depender de cómo estos desafíos se manejen en los próximos años.

La pregunta que queda es si los fabricantes estadounidenses podrán adaptarse a este nuevo panorama, o si la competencia internacional los dejará atrás en la carrera hacia el futuro de la movilidad eléctrica.