Walter Saavedra, reconocido relator de fútbol y poeta argentino, falleció a los 68 años tras una fulminante enfermedad cerebral. Su legado permanece en la memoria de los amantes del deporte y la literatura.
La madrugada del pasado día en un hospital de Vicente López, en Argentina, se llevó la vida de Walter Saavedra, una de las voces más emblemáticas del relato futbolístico y un poeta destacado en el ámbito cultural nacional.
Saavedra, quien se acercaba a sus 69 años, fue víctima de un tumor cerebral fulminante, una condición que avanzó rápidamente y no dejó margen para intervenir.
Su partida causó profundo pesar entre aficionados y compañeros del mundo del deporte y la cultura.
Walter Saavedra era reconocido por su estilo único de narrar, que combinaba precisión técnica con una profunda carga emocional. Desde sus inicios en la radio, en las distintas emisoras que transmitían los partidos de fútbol en Argentina, fue un referente. La historia de su amor por el fútbol empezó en su natal Mar del Plata, donde intentó ser arquero, pero las lesiones en las rodillas lo obligaron a cambiar de rumbo y buscar otras formas de mantenerse cerca del deporte que tanto amaba.
No obstante, su vínculo con el fútbol fue más allá del césped. Junto a su amigo, el escritor turco Cherep, coautor del libro de cuentos “Hambre de gol”, Walter supo expresar en palabras la pasión y la magia que rodea este deporte en Argentina.
Este libro, que incluye el poema “Nunca jamás”, refleja una visión poética sobre el fútbol, y termina con la frase: “¿Cómo vas a saber lo que es la vida, si nunca, jamás, jugaste al fútbol?”.
Su carrera en los medios de comunicación se extendió por más de cuarenta años, y en ella pasó por numerosos programas en radios como Radio Buenos Aires, Rivadavia, Belgrano, Mitre y Atlántica, así como en emisoras santafesinas como LT10 y LT2, donde siguió las campañas de Colón y Unión de Santa Fe.
Para los oyentes, Saavedra fue más que un simple relator: fue una voz que transmitía la emoción del deporte y que lograba captar la esencia de cada partido con un estilo inconfundible.
Una de las anécdotas más recordadas es aquella en la que, sin acreditación, se ató a un poste de luz en la vereda y relató un encuentro desde la calle, demostrando así su pasión incondicional y su creatividad a toda prueba.
La pérdida de esa voz, que lograba convertir cada relato en un momento único, deja un vacío gigante en el corazón de quienes disfrutaron de sus narraciones.
Walter Saavedra también fue poeta, y sus escritos reflejaban la belleza y el espíritu del fútbol. La poesía “Nunca jamás” expresa la magia que sólo quienes aman jugar y mirar este deporte pueden entender. Su legado va más allá del simple relato deportivo, dejando una huella cultural y emocional que perdurará en la memoria colectiva.
Su partida, que llega en un momento donde el deporte y la cultura argentina enfrentan desafíos, es una pérdida irreparable. Sin embargo, su historia y contribución seguirán inspirando a generaciones de narradores, poetas y amantes del fútbol. Con un legado que incluye más de cuatro décadas de relatos apasionados y palabras poéticas, Walter Saavedra se convirtió en un símbolo de amor por el deporte y la cultura en su país.