El tenista marplatense Francisco Comesaña, actualmente en el top 100 del ranking mundial, vivió una evolución notable en su carrera, alcanzando por primera vez la convocatoria para jugar por Argentina en la Copa Davis, un sueño que empezó en su infancia en Mar del Plata.

Desde sus primeros pasos en las canchas de Mar del Plata, Francisco Comesaña mostró un talento que fue creciendo con el tiempo, transformándose en uno de los jugadores argentinos más prometedores del circuito profesional.

A sus 24 años, y con un ranking que lo ubica en el puesto 61 del mundo, el marplatense acaba de cumplir un sueño: participar en la Copa Davis representando a su país.

La historia de Comesaña es la de un deportista que dejó atrás los niveles más bajos para consagrarse en el tenis internacional, en un recorrido que comenzó en su ciudad natal, donde pasaba horas golpeando una pelota en el frontón del Edison Lawn Tennis Club.

Su pasión por el deporte empezó desde pequeño, inspirado por la admiración a los grandes ídolos como Federer, Nadal y Djokovic, y alimentada por su sueño de triunfar en Wimbledon, torneo que siempre dejó una huella imborrable en su corazón.

Sus inicios en el circuito profesional fueron duros: decidió saltar directamente a la competición sin pasar por la etapa de juveniles, invirtiendo todos sus recursos en su formación.

Esta elección, aunque restricciones económicas le obligaron a empezar en torneos más pequeños y con menos apoyo, también le ayudó a forjar una mentalidad de lucha y perseverancia.

A los 16 años, dejó su hogar para instalarse en Buenos Aires, donde vivió en el CeNARD, el Centro Nacional de Alto Rendimiento, madurando rápidamente y aprendiendo a cuidarse y a gestionar su carrera.

Su esfuerzo empezó a dar frutos a partir de 2021, con la conquista de títulos en torneos del ITF World Tour y Challengers, y su primer ingreso al top 100 en el ranking ATP en 2024 tras vencer a figuras como Rublev.

La victoria más emblemática fue en Wimbledon, en julio de 2024, donde dio la sorpresa al derrotar al favorito ruso y lograr su primera victoria en un Grand Slam.

La temporada pasada, sus actuaciones le permitieron acceder a los cuatro torneos grandes y ganar partidos de peso en Río de Janeiro, incluyendo una victoria sobre Alexander Zverev, entonces número dos del mundo.

Fue en ese año que el tenista marplatense sintió que su adaptación al circuito mayor era definitiva y que podía competir de igual a igual con los mejores.

La experiencia adquirida en estos años, sumada a su trabajo con Sebastián Gutiérrez, uno de los entrenadores más destacados del país, fue fundamental en su crecimiento mental y técnico.

Comesaña, apodado 'El Tiburón' por su celebra celebración con un gesto que evoca a su ciudad y a su club, es además un apasionado por la vida y la competencia.

En conversaciones con medios argentinos, expresó su alegría por la oportunidad de jugar por su país en la Copa Davis, evento que desde niño admiraba, siente un profundo orgullo por la bandera y espera poder vivir la misma emoción que sintió cuando fue ball boy en su etapa juvenil.

La convocatoria a la serie ante Países Bajos en Groningen representa no solo un reconocimiento a su talento, sino también una recompensa a años de sacrificios en los niveles más bajos.

Las condiciones en las que se desarrolló su carrera —sin mucho apoyo económico y con esfuerzos individuales— contrastan con las comodidades que ahora disfruta, y que se tradujeron en una consolidación en la élite del tenis mundial.

Este joven deportista, que comenzó golpeando una pelota en cemento y que dejó todo por el deporte que ama, se prepara para su debut en la Copa Davis con entusiasmo y madurez.

La competencia en Holanda será su primera experiencia en esta competencia, y busca potenciar su crecimiento internacional, aspirando además a cumplir en el futuro sus sueños de ser el número uno del mundo y ganar Wimbledon, metas que todavía permanecen en su horizonte.

Su historia es la de un ejemplo de perseverancia, dedicación y pasión por el deporte. Desde los años de jugar en el frontón de su barrio hasta enfrentarse a las grandes figuras del tenis, Francisco Comesaña representa el espíritu de aquellos que sueñan en grande y trabajan duro para convertir esos sueños en realidad.