El tenis vive un nuevo episodio tras la ruptura entre Carlos Alcaraz y su entrenador de casi una década, Juan Carlos Ferrero. Las declaraciones de Alcaraz a EFE y la respuesta de Ferrero, junto con la publicación navideña del jugador, marcan el inicio de una nueva etapa.
El mundo del tenis se sacudió recientemente con la noticia de la ruptura entre Carlos Alcaraz y su entrenador de los últimos siete años, Juan Carlos Ferrero.
Poco más de una semana después de anunciar la separación, el joven murciano reapareció en redes sociales con un mensaje navideño que no hacía referencia a la ruptura, mientras que su padre sí comentó la situación.
En conversación con la agencia EFE, Alcaraz González afirmó que 'cada uno es libre de opinar con lo que sepa', aludiendo a las valoraciones vertidas sobre su decisión de no renovar el vínculo con Ferrero, quien ha sido fundamental en su ascenso a la cima del tenis mundial desde que tenía 15 años en su localidad de El Palmar, Murcia.
Alcaraz, a los 22 años, suma 24 títulos, entre ellos seis grandes, y lidera la clasificación de la ATP gracias a un palmarés que continúa ampliándose.
Juan Carlos Ferrero, por su parte, reconoció al diario Marca sentirse 'dolido' por la ruptura, aunque aseguró una 'sensación de tranquilidad y de haber hecho los deberes' en su tarea.
No cierra las puertas a una futura colaboración con el murciano, y afirmó que Alcaraz tiene 'posibilidades de ser el mejor tenista de la historia'. En su declaración, el exnúmero uno también dejó entrever que no hubo una conversación formal para resolver las diferencias que, según él, existían entre ambos; añadió que 'desde el entorno de Carlos' se pensó que lo mejor era dar por terminada la vínculo, sin más declaraciones.
Una semana después, el propio Alcaraz publicó en Navidad varias imágenes de entrenamiento en El Palmar, con mensajes como 'Feliz Navidad' y 'Seguimos', sin detallar su estado actual ni aclarar el motivo de la ruptura.
En las publicaciones, el joven deportista aparece junto a su equipo de trabajo, encabezado por Samuel López, que asume ahora la responsabilidad de la preparación, mientras se mantiene la incógnita sobre su continuidad con Ferrero.
El mensaje, no obstante, dejó un claro hito en su calendario: faltan tres semanas para el Open de Australia, el único Grand Slam pendiente en su vitrina y su gran objetivo para la temporada.
Más allá del hecho puntual, el cambio representa un episodio más en la historia de un tenis que ha visto cómo las dinastías de entrenadores y jóvenes promesas pueden crecer juntos para luego seguir rutas distintas.
Un Alcaraz que ha pasado de la cantera de Murcia a la cúspide del tenis mundial, y un Ferrero que, tras ser campeón de grandes torneos y anterior número uno, ha contribuido a moldear un talento que ya dejó huella en la historia del deporte.
En términos prácticos, no hay montos públicos revelados de ningún acuerdo económico, y la dirección de su relación profesional queda en manos de un nuevo plan técnico que podría redefinir la preparación de un jugador que ya mira más allá de Australia hacia un calendario cada vez más exigente.