El ministro de Seguridad de Buenos Aires criticó duramente a Conmebol por la gestión del operativo en el partido de Libertadores, que terminó en graves incidentes y múltiples heridos.
El ministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires, Javier Alonso, salió este jueves a responder a las críticas generadas tras los gravísimos incidentes ocurridos en la cancha de Independiente, durante el partido de Copa Libertadores en el que se enfrentaron el club argentino y la Universidad de Chile.
Alonso responsabilizó directamente a la organización sudamericana, Conmebol, por la forma en que se gestionaron los protocolos de seguridad, y aseguró que no se cumplieron las medidas previstas para evitar hechos de violencia.
Según indicó Alonso en una entrevista con Infobae Vivo, los protocolos internacionales dictados por FIFA y Conmebol exigen que los clubes presenten un plan operativo que garantice la seguridad de los asistentes.
Sin embargo, en este caso particular, afirmó que ninguno de estos protocolos fue respetado. Además, cuestionó la demora de la entidad en suspender el partido y en ordenar el desalojo del estadio, decisión que, en su opinión, estuvo influenciada por la prioridad que le dio la organización a la transmisión televisiva del encuentro.
Desde el inicio del encuentro, los hinchas visitantes, en su mayoría chilenos, mostraron un comportamiento hostil que fue escalando con el paso de los minutos.
La Policía Bonaerense recomendó suspender el partido en el primer tiempo para evitar que la situación se descontrolara, pero la Conmebol decidió continuarlo, una decisión que Alonso calificó como un error clave.
El ministro expresó que si la suspensión se hubiera ejecutado a tiempo, se habría evitado que la violencia alcanzara un nivel tan alto.
En cuanto a los incidentes, Alonso especificó que los fanáticos del equipo chileno no ingresaron con armas blancas o palos, pero sí lograron romper las estructuras del estadio y utilizaron caños, varillas y perfiles de hierro que estaban en las gradas.
La seguridad privada dentro del estadio fue claramente insuficiente para controlar la situación, puesto que no existía un cordón de agentes que impidiera a los hinchas vulnerar las líneas de seguridad y avanzar hacia áreas prohibidas.
Sobre la respuesta policial, el ministro aseguró que no se usaron gases lacrimógenos ni balas de goma, ya que se evitó represión en una tribuna donde había mujeres y niños.
La prioridad fue separar a los violentos del resto de los asistentes para evitar una tragedia mayor. Alonso también criticó la decisión de la Conmebol de seguir adelante con el partido en el segundo tiempo, a pesar de las recomendaciones médicas y de seguridad, argumentando que esa organización prioriza la transmisión televisiva y el espectáculo por sobre la seguridad.
Los incidentes que se prolongaron por más de una hora en la tribuna visitante del estadio Libertadores de América dejaron al menos varios heridos de gravedad y más de 90 detenidos.
Como resultado, la Conmebol decidió cancelar el partido, dejando toda la resolución para sus oficinas en Asunción. La gravedad de los hechos ha puesto en jaque a la organización sudamericana, que tendrá que dar explicaciones y definir el futuro de los procedimientos de seguridad en eventos internacionales.
Este tipo de incidentes no son aislados en la historia del fútbol sudamericano. En los últimos años, se han registrado múltiples episodios de violencia en diferentes países, impulsados por rivalidades extremas, deficiencias en el control de las delegaciones visitantes y la falta de protocolos efectivos.
La tragedia en Independiente preocupa porque la violencia en los partidos no solo pone en riesgo la integridad física de jugadores y asistentes, sino que también daña la imagen del fútbol en la región.
La responsabilidad recae tanto en las organizaciones que gestionan estos eventos como en las autoridades de seguridad que, en este caso, parecen haber fallado en prevenir y controlar la situación.