El club San Lorenzo vive un momento emocional tras la muerte del Papa Francisco, mientras la crisis institucional que enfrenta su presidente desata el descontento entre los hinchas.

En el Nuevo Gasómetro, un sentimiento de tributo invadió el ambiente en un día marcado por la conmemoración del fallecimiento del Papa Francisco. A medida que los hinchas entonaban cánticos en su memoria, los colores azul y grana del club se mezclaban con las banderas amarillas y blancas, símbolos del Vaticano.

Este emotivo homenaje, sin embargo, se dio en un contexto de tensión y descontento ante la crisis que atraviesa la institución.

Durante la jornada, las tribunas fueron testigos de una gama de emociones. La tristeza por la pérdida de Jorge Bergoglio, quien representó un símbolo tanto espiritual como futbolístico para muchos, se vio opacada por la indignación hacia la actual dirigencia encabezada por el presidente Marcelo Moretti.

En medio de aplausos para el Santo Padre, los hinchas también expresaron su descontento con gritos pidiendo la renuncia del directivo, a quien se acusa de estar involucrado en un escándalo de corrupción.

El clima se tornó más tenso cuando Rosario Central anotó un gol en los últimos minutos del partido, desatando una pelea entre hinchas y la barra en un intento de buscar culpables por la derrota y el lanzamiento de fuegos artificiales que interrumpieron la celebración del equipo visitante.

"Que se vayan todos, que no quede ni uno solo", clamaron los aficionados, expresando su frustración no solo por el resultado del juego, sino también por la dirección que ha tomado el club en los últimos tiempos.

Leandro, un socio con abono permanente, comentó que ha visto muchas historias a lo largo de sus cuarenta años como hincha, pero que jamás había vivido algo tan desastroso como la combinación de la muerte de Francisco y la caída del equipo ante un rival tradicional.

En un gesto simbólico, el hincha se enorgullecía de llevar una máscara del Papa Francisco mientras observaba a su equipo en un juego que prometía más de lo que finalmente ofreció.

Los momentos de memoria se entrelazaron con las críticas a la gestión de Moretti, quien, a pesar de estar de viaje en Roma para despedir al Papa, se encuentra bajo sospecha tras ser grabado en circunstancias comprometedoras.

Este escándalo ha levantado un enojo considerable entre los hinchas, quienes ven cómo los problemas en la administración institucional afectan el desempeño del equipo en el campo de juego.

"Es una vergüenza. El presidente debería haber renunciado ante la evidencia", afirmó Francisco Cabezas, otro aficionado presente en las gradas, que no solo está preocupado por la situación financiera del club, sino también por el futuro que le espera a San Lorenzo en la competencia nacional e internacional.

Estos sentimientos se hicieron eco a lo largo de la tarde, donde banderas que recordaban al Papa flanqueaban las tribunas mientras el humo de los colores del Vaticano embellecía el Nuevo Gasómetro.

A pesar del homenaje al Papa Francisco, que incluyó un emotivo minuto de silencio y banderas suspirando la herencia del Sumo Pontífice, la partida de este emblemático hincha no trajo la paz que la fanaticada esperaba.

Al final del encuentro, tras una dura derrota, el eco de la insatisfacción se hizo más palpable, y la defensa de los directivos y el presidente se tornó insuficiente.

La anemia institucional de San Lorenzo contrasta con la gloria alcanzada en 2014, cuando el club ganó la Copa Libertadores, y plantea un futuro incierto para un equipo que, como el Papa, busca siempre la redención.