El club San Lorenzo atraviesa una grave situación tanto en lo institucional como en lo financiero, afectando su rendimiento en cancha y generando incertidumbre en su plantilla y seguidores.

San Lorenzo de Almagro se encuentra en una crisis institucional y económica que, desde hace tiempo, parece no tener una salida clara. La situación interna del club, caracterizada por una resistencia del presidente Marcelo Moretti a renunciar, ha generado un clima de tensión que afecta tanto a la dirigencia como a los jugadores y a la hinchada.

Moretti continúa en su cargo gracias a una resolución judicial, pero la mayoría de los seguidores y sectores internos consideran que su gestión ha sido perjudicial para la institución.

El cuadro de Boedo ha enfrentado serios problemas financieros, con una deuda salarial que aún no ha sido saldada, acumulando atrasos de casi tres meses, lo que ha provocado malestar y desconfianza en el vestuario.

Los futbolistas y el cuerpo técnico, liderado por Damián Ayude, han manifestado públicamente su preocupación por la situación económica, temiendo perder motivación y concentración en medio de un ambiente tan tenso.

Precisamente, el plantel lleva semanas entrenando en horarios distintos a las reuniones de la dirigencia, intentando mantener cierta normalidad.

Históricamente, San Lorenzo ha pasado por momentos difíciles. En los años 80, el club sufrió una grave crisis económica que casi llevó a su desaparición, pero logró salir adelante gracias al compromiso de sus hinchas y a un proceso de reorganización.

La actual problemática, sin embargo, parece más compleja, impactando profundamente en sus resultados deportivos.

Recientemente, el equipo ha tenido un rendimiento irregular, cayendo en dos derrotas consecutivas frente a Lanús y San Martín de San Juan, complicando su clasificación a torneos internacionales.

Actualmente, se encuentra en la séptima posición de la Zona B del Torneo Clausura y fuera de los puestos de clasificación para la Copa Sudamericana del próximo año.

La necesidad de sumar puntos se hace urgente, y la presión por resultados positivos aumenta, pese a las turbulencias internas.

Este lunes, San Lorenzo debe visitar a Atlético Tucumán en un partido clave, donde se rumorea que Moretti intentó viajar con la delegación, a pesar de las dificultades para movilizarse debido a las protestas organizadas por algunos hinchas y la inseguridad en torno a su figura.

Además, se especula con la posible incorporación de Néstor Ortigoza, aunque esta opción ha perdido fuerza tras los incidentes recientes y la creciente tensión en las calles.

La dirigencia también ha tenido que afrontar incidentes donde Moretti tuvo que abandonar la sede en un patrullero, rodeado por simpatizantes que exigían su renuncia.

Las relaciones entre el cuerpo técnico, los jugadores y la dirigencia están en un punto crítico. La confianza en Moretti y en la Comisión Directiva se ha erosionado considerablemente, principalmente por incumplimientos en promesas de pago y la falta de claridad en la gestión administrativa.

En agosto del año anterior, el plantel había llegado a la instancia de hacer un paro por discrepancias salariales, lo que reflejaba el grado de descontento.

La historia reciente de San Lorenzo evidencia que, en momentos de crisis, la unión del grupo y una gestión transparente son clave para salir adelante.

No obstante, el actual escenario parece alejarse de esta realidad, poniendo en riesgo la continuidad deportiva del equipo y el futuro del club en el fútbol argentino.

La esperanza de que la situación se solucione en el corto plazo aún está latente, pero los hinchas y los dirigentes consideran que se necesita urgentemente un cambio que permita volver a encaminar a este histórico club.