Un incidente en un partido de rugby terminó de manera favorable gracias a la rápida acción de un jugador y técnicas de primeros auxilios, incluyendo el uso de un desfibrilador externo automático. La pronta respuesta evitó una tragedia y resaltó la importancia de la capacitación en emergencias en el deporte.
En un día que quedó marcado en la memoria de la comunidad deportiva de Mar del Plata, un incidente en un partido de rugby entre los equipos de San Ignacio y Sporting terminó con una recuperación milagrosa, gracias a la rápida intervención de un jugador y la presencia de un desfibrilador externo automático (DEA).
Este hecho no solo pone en evidencia la importancia de contar con personal capacitado en primeros auxilios en eventos deportivos, sino que también subraya el impacto de prácticas preventivas que pueden ser decisivas en situaciones de emergencia.
El incidente ocurrió en el minuto 16 del primer tiempo de la división Intermedia, equivalente a una especie de reserva, en el campo del club San Ignacio.
Lucas Cedarry, un joven de 23 años originario de Villa Gesell y residente en Mar del Plata para estudiar educación física, fue impactado tras recibir un tackle en carrera.
El golpe le provocó convulsiones y lo dejó tendido en el suelo, con la respiración detenida y el color de su piel tornándose violeta. La escena fue un momento de tensión máxima en la cancha, pero también un ejemplo de cómo la preparación puede marcar la diferencia.
Ezequiel Echeveste, de 36 años y jugador del equipo local, fue testigo y protagonista fundamental en la maniobra de rescate. Guardavidas de profesión y con experiencia en primeros auxilios, Echeveste no dudó en actuar. Mientras otros jugadores y espectadores estaban en estado de shock, él aplicó técnicas de reanimación cardiopulmonar (RCP), poniendo en práctica los conocimientos que adquirió en cursos especializados.
Además de realizar compresiones torácicas, Echeveste logró mantener la calma y seguir las instrucciones del DEA, un dispositivo portátil que fue rápidamente llevado al lugar por alguien del club.
El uso del DEA fue crucial en el proceso de recuperación. Tras colocar los parches y seguir las indicaciones del dispositivo, Lucas empezó a respirar nuevamente, aunque permaneció inconsciente. Los profesionales que arribaron en la ambulancia realizaron estudios que demostraron que, afortunadamente, no sufrió lesiones cerebrales ni secuelas a largo plazo.
Después de unas horas en el hospital, Cedarry recibió el alta y pudo contarlo a sus seres queridos.
Este tipo de incidentes no son una antigua tendencia, sino que se han venido incrementando en los últimos años, en parte debido a la mayor participación en actividades deportivas y a la concienciación sobre la importancia de la capacitación en emergencias.
En Argentina, la Fundación Desfibrilar y otros organismos realizan campañas de entrenamiento en RCP y el uso del desfibrilador, promoviendo que clubes deportivos, instituciones educativas y organizaciones públicas cuenten con estos dispositivos en lugares accesibles.
Desde un punto de vista histórico, los avances en tecnología y en la formación en emergencias médicas han llevado a una notable baja en la mortalidad por paros cardíacos súbitos en eventos deportivos.
En países como el Reino Unido y Estados Unidos, estas prácticas ya están integradas en la cultura deportiva, y los resultados en salvar vidas son evidentes.
La experiencia en Mar del Plata reafirma que contar con personal capacitado y acceso a tecnología de rescate puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte.
Por su parte, Lucas Cedarry y Ezequiel Echeveste disfrutan ahora de una relación más cercana, agradecidos por la intervención que salvó su vida. La comunidad del club San Ignacio y los espectadores que asistieron a la jugada comprenden aún más la importancia de promover y exigir medidas preventivas en todos los ámbitos deportivos.
Y, mientras se planifica un asado en Villa Gesell como muestra de gratitud de la familia Cedarry, la historia se convierte en un ejemplo inspirador de cómo la preparación y la rapidez pueden evitar tragédias y salvar vidas en el deporte.