El veterano de Los Pumas, Pablo Matera, cumple 110 partidos con la selección nacional, enfrentando avances deportivos, controversias y decisiones personales en un contexto de crecimiento y madurez.
Pablo Matera, uno de los referentes más destacados del rugby argentino, se prepara para disputar su partido número 110 con Los Pumas, el seleccionado nacional de rugby.
Desde sus inicios en el amateurismo con Alumni hasta su participación en clubes de élite en Inglaterra, Francia y Nueva Zelanda, su trayectoria ha sido un reflejo de crecimiento, esfuerzo y superación.
Nacido en Argentina, Matera emergió como una figura imponente en la segunda línea, destacándose por su físico y liderazgo natural. A los 25 años, ya llevaba en su haber la capitanía de Los Pumas, un honor reservado para los más destacados del equipo. Sin embargo, su carrera no estuvo exenta de controversias. A los 18 años, una publicación en redes sociales con expresiones xenofóbicas y de odio creó un revuelo significativo, separándolo momentáneamente del plantel y marcando un episodio oscuro en su vida deportiva.
Con el tiempo, Matera asumió sus errores, pagó las consecuencias y se comprometió a cambiar. Hoy, en plena adultez, su historia es vista como un ejemplo de redención y madurez. La comunidad del rugby, tanto en Argentina como internacional, ha dejado atrás esos incidentes y reconoce su evolução, destacando su paso por equipos como Crusaders en Nueva Zelanda, donde consiguió un campeonato, y Stade Français en Francia, donde estuvo en fila con los máximos exponente del rugby europeo.
Su vida en Japón con su familia es otra faceta significativa de su historia. Desde 2020, Matera vive en la pequeña ciudad de Honda, lejos del bullicio de Tokio, en una decisión familiar que le permite a sus hijos, Dartagnan y Akira, crecer en un ambiente más tranquilo y ordenado.
La adaptación no fue sencilla, pero la experiencia enriquecedora. En una entrevista exclusiva con Clarín, Matera confesó que, si bien disfruta de la cultura japonesa y su estilo de vida disciplinado, su corazón sigue en Argentina, y siente que su futuro, deportivo y personal, apunta de nuevo hacia su país.
Este pasado sábado, que coincide con sus 32 años, Matera alcanzó un hito profesional: 110 partidos en el seleccionado argentino. Con una carrera marcada por altibajos, su papel liderazgo en el equipo ha sido clave para su transición a un rugby más técnico y detallado. Los cambios en el esquema del juego y las personalidades de los entrenadores han permitido que hombres como él aporten desde la experiencia y la madurez.
Para el mundo del rugby, Matera simboliza esa mezcla de talento y aprendizaje en la adversidad, y su historia sigue siendo una inspiración tanto para jóvenes deportistas como para quienes enfrentan errores y buscan redimirse.
Su visión del deporte también incluye su posible retorno a Europa, especialmente a Francia, para experimentar una intensidad distinta, aunque hoy su prioridad es mantenerse saludable y competitivo para poder disputar próximos mundiales.
En cuanto a sus aspiraciones, Matera confía en que Argentina puede luchar por el título mundial y que todo el trabajo realizado en estos años los acerca cada vez más a esa meta.
El rugby argentino ha evolucionado significativamente en la última década, y figuras como él han sido fundamentales en este proceso. Su influencia, además, trasciende el campo, en sus roles de liderazgo y ejemplo de perseverancia.
Con referencias familiares y una visión clara del futuro, Pablo Matera continúa siendo uno de los pilares de Los Pumas. Su historia, llena de aprendizajes y decisiones importantes, demuestra que el verdadero liderazgo también implica corregir caminos y afrontar con honestidad los propios errores, siempre con la vista puesta en nuevos desafíos y en la unión de su pasión con su vida personal.