El rugby argentino ha dado un paso clave en la integración del bienestar mental de sus jugadores, fortaleciendo su estructura desde las categorías amateurs hasta la selección mayor. Con un enfoque integral que incluye aspectos psicológicos, físicos, técnicos y nutricionales, el país busca consolidar a sus deportistas en la élite mundial.
La línea que separa el rugby amateur del profesional ha sido marcada por una evolución significativa en Argentina, especialmente a través de la historia de Los Pumas.
La gran pregunta que surge en el deporte nacional es: ¿cómo lograr que los jugadores que aún mantienen un carácter amateur puedan competir al más alto nivel, enfrentando a equipos profesionales de forma exitosa? Esta inquietud llevó a la creación del Plan Nacional de Alto Rendimiento, una iniciativa que fortaleció la estructura del rugby local y posicionó a Argentina entre las principales potencias mundiales del deporte.
Desde hace más de una década, la Unión Argentina de Rugby (UAR) ha desarrollado un enfoque integral en la formación de sus seleccionados, que va más allá de lo físico, técnico y táctico.
En los últimos dos años, se sumó un pilar fundamental: la salud mental y el bienestar psicológico de los jugadores. Este cambio cultural busca no solo mejorar su rendimiento en la cancha, sino también garantizar su bienestar emocional y desarrollo personal a largo plazo.
El gerente de Alto Rendimiento de la UAR, Francisco Rubio, explica que anteriormente no se le prestaba suficiente atención a los aspectos mentales, que hoy en día son considerados estratégicos.
La estructura actual involucra varias disciplinas y categorías, desde las Yaguaretés y Pumitas M20, hasta Los Pumas, Argentina XV y las franquicias provinciales como Pampas, Dogos y Tarucas.
Todos estos espacios de formación cuentan con el apoyo del Área de Bienestar y Desarrollo del Jugador, que coordina el psicólogo deportivo Javier Villa.
El trabajo mental se ha vuelto tan prioritario como los aspectos técnicos o físicos. Villa señala que se trabaja con los jugadores para fortalecer su manejo de la presión, resiliencia y crecimiento personal. La gestión del tiempo, por ejemplo, se considera una herramienta clave para mejorar la disciplina y la concentración, no solo en el entrenamiento, sino también en sus vidas académicas y familiares.
La clave está en que el deportista aprenda a organizar sus actividades, a entender la importancia del equilibrio y a desarrollar habilidades que le sirvan en su carrera deportiva y en su vida cotidiana.
Además, existe un protocolo de salud mental que tiene la finalidad de detectar situaciones de riesgo y facilitar intervenciones tempranas. En este sistema, participan entrenadores, médicos, nutricionistas, familiares e incluso los propios jugadores. La comunicación con las familias es especialmente importante en etapas juveniles, ya que la adaptación a los cambios y a las exigencias del deporte puede generar conflictos, como rechazo a cambios en la alimentación o dificultades en la gestión emocional.
El programa también contempla un protocolo de bajas, que busca acompañar a los jugadores en momentos de frustración o dificultades, ofreciendo herramientas para que puedan gestionar esas sensaciones y mantener la motivación.
Todo esto se realiza con la intención de que los jugadores, especialmente los adolescentes, comprendan que el bienestar mental y emocional es un pilar fundamental para su crecimiento.
Para los jugadores de la selección mayor, muchos de los cuales ya tienen acompañamiento psicológico en su vida personal, la estructura institucional también forma parte de su proceso.
El objetivo no solo es mejorar el rendimiento deportivo, sino también asegurar que puedan afrontar los desafíos y presiones que conlleva estar en la élite mundial.
En conclusión, el rugby argentino ha atravesado una transformación profunda que incluye la incorporación del cuidado psicológico en su modelo de entrenamiento.
La implementación de estos programas no solo apunta a potenciar a Los Pumas en competencias internacionales, sino también a ofrecer a sus jugadores una experiencia deportiva más saludable, sostenible y enriquecedora a nivel humano.
La historia del rugby en Argentina demuestra que el éxito no solo está en el talento y la técnica, sino también en la capacidad de cuidar a quienes representan al país en cada batalla en el campo de juego.