La ex tenista Martina Navratilova, quien dejó Checoslovaquia hace 50 años para establecerse en Estados Unidos, ha manifestado su miedo a no poder volver a su país de origen por su rechazo a las políticas del gobierno actual. La leyenda del tenis también se ha pronunciado en contra de las decisiones del gobierno estadounidense y su influencia en temas sociales y políticos.
La vida de Martina Navratilova ha estado marcada por hechos que trascienden el deporte del tenis. Hace medio siglo, esta tenista checoslovaca decidió abandonar su país natal, entonces bajo un régimen comunista, y establecerse en Estados Unidos, país donde logró consolidarse como una de las deportistas más grandes de todos los tiempos.
Desde que viajó a Estados Unidos con solo 18 años, para jugar en torneos internacionales y estudiar, su historia ha sido un ejemplo de lucha y superación, además de un símbolo de resistencia y libertad.
Navratilova, quien conquistó un total de 18 títulos de Grand Slam, de los cuales 57 de sus 59 campeonatos los obtuvo bajo la bandera estadounidense, ha hecho pública su preocupación por su futuro en su país de origen.
En una entrevista con la cadena británica BBC, expresó su temor a no poder volver a ingresar a Checoslovaquia, hoy República Checa, debido a su postura política y social.
"No soy leal a Donald Trump", afirmó, en referencia a las políticas del expresidente estadounidense, con quien Ha tenido desacuerdos, especialmente en temas relacionados con los derechos del colectivo LGTBIQ+.
Desde que dejó su nativo Revnice, en la entonces Checoslovaquia, Navratilova ha manifestado que en su proceso de emigración tuvo que dejar a sus padres, a quienes nunca supo cuándo volvería a ver, o si algún día podría hacerlo.
Aunque posee doble nacionalidad, actualmente reside en Estados Unidos junto a su esposa, la modelo Julia Lemigova. La ex tenista ha sido una firme defensora de la libertad individual y los derechos humanos, posicionándose en contra de las políticas restrictivas y conservadoras del gobierno estadounidense actual, que, en su opinión, ha puesto en duda algunos principios democráticos fundamentales.
Su postura política también fue en contra de las políticas del expresidente Trump, quien desde antes de su mandato ya había consolidado una ofensiva contra la comunidad LGTBIQ+ y otras minorías.
Navratilova se sumó a voces de personalidades estadounidenses como Magic Johnson, Billie Jean King, Steve Kerr, y Candace Parker, quienes han criticado decisiones y políticas que consideran perjudiciales para la igualdad y los derechos civiles.
La historia personal y profesional de Navratilova refleja un compromiso con valores que van más allá del deporte. Su decisión de dejar su país en busca de libertad y su postura activa en temas sociales la convierten en un referente no solo en el tenis, sino también en la lucha por los derechos humanos.
La ex tenista continúa siendo una voz autorizada y respetada en todo el mundo, abogando por un futuro donde la libertad y la igualdad prevalezcan, sin importar las fronteras o las ideologías políticas.