Tras la espectacular victoria de Inter Miami por 2-1 sobre Atlas en la Leagues Cup, Lionel Messi mostró una reacción apasionada y gestos de tensión en el campo, remarcando su carácter competitivo y liderazgo.
El pasado partido de la Leagues Cup, Inter Miami logró una ajustada victoria de 2-1 contra Atlas de México, con un gol decisivo en los últimos minutos.
La celebración de Lionel Messi tras ese gol fue uno de los momentos más destacados del encuentro, no solo por la alegría espontánea que mostró, sino también por la intensidad del gesto que reflejaba la pasión que el futbolista argentino pone en cada acción.
El árbitro revisó la jugada mediante el sistema de Video Asistencia (VAR) y validó un tanto anotado por Marcelo Weigandt en tiempo de descuento, asegurando así la victoria para el equipo de la MLS.
Messi, quien regresaba a las canchas tras una suspensión previa, se lanzó con entusiasmo a celebrar junto a Luis Suárez y Rodrigo De Paul, pero en un giro, su mirada se desplazó hacia la izquierda minutos después, y su expresión se tornó más severa.
En ese momento, Messi parecía enojado con Matías Cóccaro, exjugador de Huracán, a quien le dedicó el gol con un gesto que llamó mucho la atención: le indicó ¡“Tomá, andá a buscar el segundo”!, con un tono de desafío y cierta tensión palpable en sus gestos.
La escena, que fue captada por las cámaras, evidenció que Messi todavía llevaba en su interior esa chispa de competitividad y furia que lo caracteriza.
Este tipo de reacciones no son nuevas en la carrera del capitán de la selección argentina. Hace unos años, en el Mundial de Qatar 2022, también se mostró exasperado en momentos de alta presión, como cuando confrontó verbalmente al entrenador Louis Van Gaal o a Wout Weghorst, en una secuencia que quedó grabada en la memoria colectiva del fútbol mundial.
Messi, reconocido por su carácter apasionado, admitió que esas reacciones son fruto de la tensión del momento. “Son momentos de mucho nerviosismo, pasa todo muy rápido y no te da tiempo a pensar. No fue algo planeado, simplemente sucedió”, manifestó alguna vez. Sin embargo, aunque sus gestos reflejaron enojo, la relación con sus compañeros siempre ha estado marcada por el respeto y la camaradería.
La historia de Messi en los grandes torneos siempre ha estado llena de episodios similares. Un ejemplo fue en la Copa América 2021, cuando en la tanda de penales contra Colombia, le lanzó a Yerry Mina un famoso “¡Dale, bailá ahora!”, en alusión a un festejo previo del defensor.
Esa declaración, cargada de tensión emocional, se convirtió en uno de los momentos recordados del torneo.
Tras el partido en la Leagues Cup, Messi también se mostró en un estado de reconciliación con Cóccaro. Ambos se abrazaron en el campo del Chase Stadium en Miami, y el ex jugador de Huracán mostró la camiseta número 10 del argentino en señal de respeto y admiración.
Esta acción fue interpretada como un reflejo de la cercanía y buena relación que aún mantiene el delantero con sus antiguos colegas, además de su liderazgo dentro y fuera del campo.
En el contexto histórico del fútbol, Lionel Messi ha evolucionado de un jugador considerado por muchos como un genio técnico a un líder emocional que contagia pasión a su equipo.
Sus reacciones expresivas han sido tanto motivo de polémica como ejemplos de su carácter competitivo.
A sus 36 años, Messi continúa dejando huella en cada partido, no solo por sus habilidades sino también por sus gestos y su capacidad de transmitir la intensidad del fútbol a todos los seguidores del deporte.
La pasión que demuestra en cada celebración o confrontación sigue siendo parte integral del legado del argentino en el fútbol mundial.