Las autoridades italianas desmantelan una red mafiosa vinculada a la organización de los Juegos Olímpicos de Invierno 2026 en Cortina d'Ampezzo, que intentaba aprovecharse de las grandes inversiones y contratos públicos asociados al evento.

Los Juegos Olímpicos representan la máxima expresión del deporte mundial y también un importante pulso económico. Además de ser la plataforma donde nacen ídolos deportivos y se celebran hazañas, estos eventos movilizan cifras millonarias que generan múltiples oportunidades de negocio, tanto legales como ilícitas.

Históricamente, la organización olímpica ha estado rodeada de polémicas relacionadas con la compra de votos y sobornos. Ejemplos emblemáticos incluyen la disputa por las sedes de Salt Lake City en 2002 y Río de Janeiro en 2016, donde se destaparon casos de corrupción, sobornos y financiamiento ilegal.

En el caso de Salt Lake City, la investigación reveló que se pagaron sobornos a miembros del Comité Olímpico Internacional, lo que llevó a la expulsión de varios funcionarios.

En Río de Janeiro, el escándalo tuvo como protagonista a Carlos Arthur Nuzman, quien fue condenado a casi 31 años de prisión por su implicación en la compra de votos para asegurar la candidatura brasileña, aunque el proceso sigue en curso en 2024.

Actualmente, el movimiento olímpico enfrenta una nueva amenaza: la posible infiltración de la mafia italiana en los Juegos Olímpicos de Invierno de Milán-Cortina d'Ampezzo, programados del 6 al 22 de febrero de 2026.

La ciudad de Cortina d'Ampezzo, conocida por su belleza natural y como destino principal para el esquí en Italia, será la sede de varias disciplinas, incluyendo esquí alpino, biatlón, curling, bobsleigh y luge.

El proyecto inicial tenía un presupuesto aproximado de 1.360 millones de euros, pero en la actualidad la inversión ya superar los 6.000 millones de euros, una cifra que refleja la magnitud del evento.

El incremento en el presupuesto y las obras públicas relacionadas han despertado el interés de organizaciones criminales que buscan aprovecharse de la enorme cantidad de dinero en circulación.

La mafia italiana, en particular la Camorra y la 'Ndrangheta, generan alrededor de 40 mil millones de euros anuales solo en Italia y buscan expandir sus tentáculos en eventos internacionales.

Las fuerzas del orden italianas adscritas a la operación policial “Reset” lograron desmantelar una red mafiosa vinculada a la barra brava de Lazio, que pretendía controlar varios aspectos de la organización de los Juegos en Cortina.

La investigación permitió la detención de los hermanos Leopoldo y Alvise Cobianchi, residentes en Roma, quienes habían trasladado su actividad ilícita a la región alpina.

Los hermanos, de 38 y 36 años, respectivamente, estaban involucrados en tráfico de drogas, extorsiones, amenazas y control ilegal de contratos relacionados con las obras olímpicas.

Durante uno de los operativos, los carabinieri encontraron en su poder 40 gramos de cocaína y 25.000 euros en efectivo. Leopoldo Cobianchi, al ser detenido, manifestó con arrogancia: “Sé quién eres. No soy un delincuente de pueblo; soy el jefe y esto lo resolveremos con armas”. La investigación también reveló que intentaban coaccionar a funcionarios públicos con el fin de obtener beneficios para sus negocios ilícitos.

Además, la mafia no se conformaba solo con actividades delictivas menores. Se identificaron 169 trabajadores, 57 empresas y 70 vehículos vinculados a estructuras mafiosas que participaban en las obras de construcción relacionadas con los Juegos Olímpicos en la región de Trentino.

Las autoridades consideran que estas acciones buscan infiltrarse en la economía local, aprovechar la inversión pública y beneficiarse con contratos millonarios.

El impacto de estas actividades criminales preocupa a líderes políticos y a la comunidad internacional. La ministra italiana de Turismo, Daniela Santanchè, señaló que “la operación ha sido crucial para impedir que estas redes criminales arraiguen en nuestro territorio, garantizando la integridad del proceso olímpico”.

Por su parte, el consejero véneto de izquierda, Andrea Zanoni, advirtió que “los Juegos son una oportunidad que las organizaciones criminales no van a dejar pasar, por lo que la denuncia y la vigilancia constante son indispensables para evitar que se corrompa la esencia del evento”.

A lo largo de la historia, los Juegos Olímpicos siempre han sido un escenario de contrastes: por un lado, un símbolo de unión, esfuerzo y paz; por otro, un caldo de cultivo para la corrupción y la criminalidad.

La lucha contra estas amenazas es constante y requiere la colaboración de las autoridades, la transparencia en las licitaciones y la vigilancia ciudadana.

Solo así se podrá garantizar que la próxima edición en Cortina d'Ampezzo sea recordada por las hazañas deportivas y no por las sombras de la delincuencia que intentan infiltrarse en ella.