El entrenador argentino reflexiona sobre su victoria en las Eliminatorias Sudamericanas y evalúa el rendimiento de su equipo.

Lionel Scaloni, el entrenador de la selección argentina de fútbol, se erige como un ejemplo de serenidad en el medio de la euforia que rodea a su equipo luego de la impactante victoria de 4-1 sobre Brasil en las Eliminatorias Sudamericanas.

A pesar del entusiasmo generalizado entre los aficionados y sus propios jugadores, Scaloni reconoció que aún no puede determinar si este se trató de un partido que quedará grabado en la historia.

En su característico estilo moderado, incluso se dio el lujo de corregir al arquero Emiliano Dibu Martínez cuando este se permitió hacer jueguitos en el césped, interpretando que su actitud podía considerarse desafiante ante el adversario.

Este triunfo se suma a la impresionante cifra de 60 victorias en los 85 partidos que ha dirigido a la Albiceleste. Scaloni se esfuerza por mantener un balance correcto entre la celebración y el enfoque, argumentando que el éxito se debe al trabajo colectivo del equipo.

"Jugamos como un equipo, y por ello pudimos minimizar a Brasil", sostuvo el exfutbolista, subrayando que la verdadera clave para competir contra selecciones de la talla de Brasil es actuar en conjunto.

El conjunto argentino logró sortear sin dificultades las ausencias de figuras importantes como su capitán Lionel Messi y el goleador Lautaro Martínez, un hecho que refleja el compromiso y la profundidad del plantel.

Scaloni brindó un guiño al trabajo del cuerpo técnico y a la preparación del equipo, afirmando que no hay límites para su rendimiento actual. "No sé lo que significa tener un techo. Habrá días difíciles, pero lo fundamental es que no se den por perdidos esos partidos", explicó, mostrando una mentalidad resiliente que es esencial en el mundo del fútbol, donde las adversidades son frecuentes.

El entrenador también fue cauteloso al comparar a su equipo con las selecciones campeonas en años anteriores, como las de 1978 y 1986. Hablar de comparaciones resulta complicado, especialmente porque la magnitud de ser campeón del mundo no cambia a pesar de la época. Scaloni, nacido en 1978, no recuerda detalles de la victoria en Argentina, pero sabe que los ídolos de aquel entonces aún son recordados y reverenciados por los hinchas.

En la rueda de prensa posterior al partido, la pregunta que flotó en el aire fue: ¿hasta dónde llegará esta selección? Scaloni admitió que no posee una bola de cristal, pero enfatizó la importancia de seguir compitiendo de manera intensa y demostrar que todos los convocados están dispuestos a hacer el esfuerzo necesario.

"Ojalá la gente disfrute de este equipo, aunque en algún momento las cosas puedan complicarse", expresó, instando a la afición a apreciar el buen juego que están exhibiendo sus jugadores.

Finalmente, el técnico compartió que no había conversado con Lionel Messi tras la victoria y no sabía si el astro estaría disponible para la próxima doble fecha contra Chile y Colombia, justo antes del Mundial de Clubes que se llevará a cabo en Estados Unidos.

Scaloni por último se mostró comprensivo hacia Raphinha, defensor de Brasil, aclarando que el desempeño de su equipo no estuvo influenciado por provocaciones externas.

"Un Argentina-Brasil siempre tiene su propia intensidad, no necesita de declaraciones previas para intensificar la rivalidad", concluyó.