Un análisis sobre las vidas y carreras de dos íconos del fútbol mundial, George Best y Diego Maradona, sus luchas personales y el impacto en la historia del deporte
El 25 de noviembre es una fecha que ha quedado marcada en la memoria del fútbol, no solo por las fechas importantes en la historia del deporte sino también por las vidas trágicas y ejemplares de grandes figuras que fallecieron en ese día.
Hace cinco años, en 2020, falleció Diego Armando Maradona, considerado uno de los mejores futbolistas de todos los tiempos, mientras que en 2005 murió George Best, una leyenda del Manchester United y símbolo de la extravagancia en el deporte.
Ambos jugadores nacieron en contextos humildes, pero lograron alcanzar la gloria mundial. Best vino de Irlanda del Norte, desde una familia modesta, y rápidamente se convirtió en una estrella en el fútbol europeo gracias a su estilo innovador y su carisma irreverente.
Maradona, por su parte, provenía de Villa Fiorito, en Buenos Aires, una zona vulnerable y difícil, y emergió como un talento extraordinario que conquistó corazones tanto en Europa como en su país natal.
La trayectoria de Best y Maradona estuvo marcada por la genialidad en el campo pero también por las luchas personales con las adicciones. Best, apodado 'El Pelé de Belfast', fue un ícono no solo por sus habilidades futbolísticas sino también por su excentricidad y su vida de excesos.
Su dependencia del alcohol le acarreó problemas de salud severos, incluyendo un trasplante de hígado en 2002 y una muerte a los 59 años tras años de lucha contra la cirrosis.
Por su parte, Maradona fue una figura reverenciada y polémica. La pasión que despertaba era comparable a la devoción que le tenían en Nápoles, donde fue considerado un dios. Sin embargo, su vida también estuvo salpicada por problemas de adicción a la cocaína y comportamientos autodestructivos. En la Copa del Mundo de Estados Unidos en 1994, fue sancionado por dopaje después de dar positivo en un control antidopaje, un incidente que afectó profundamente su carrera y su leyenda.
Estos dos personajes ejemplifican los altibajos de quienes alcanzan el pináculo del fútbol, pero enfrentan demonios internos que muchas veces terminan empañando su legado.
La historia de Best es un recordatorio de cómo la fama y la suerte pueden ser efímeras cuando se enfrentan con la adicción y la autodestrucción. Su famosa declaración, “Gasté mucho dinero en coches, mujeres y alcohol. El resto lo desperdicié”, refleja la autocrítica de un hombre que reconoció sus errores en vida.
Maradona, en cambio, dejó tras de sí un legado deportivo innegable, pero también las secuelas de una vida marcada por el consumo. En su documental de 2019, su lucha con las adicciones fue retratada como un combate constante que terminó por apagar su estrella en 2020, a los 60 años, después de un paro cardíaco.
Muchos consideran que si no hubiera caído en la dependencia, su talento podría haberse prolongado aún más, transformándose en un referente aún más duradero.
Ambos ejemplos también muestran cómo el deporte puede ser un espejo de la sociedad, reflejando conflictos, luchas y aspiraciones humanas. La pasión y el talento que tenían estos futbolistas permanecen imborrables en la historia del deporte rey, pero su historia también nos advierte sobre los peligros del éxito sin límites y las consecuencias de las adicciones.
En consecuencia, la vida y legado de George Best y Diego Maradona continúan siendo fuente de inspiración, reflexión y enseñanza sobre los costos del éxito y la batalla personal contra las dificultades internas.
Son figuras que, más allá de sus errores y comportamientos autodestructivos, ejemplifican la complejidad del ser humano y la grandeza que puede existir en la vulnerabilidad.