Una jornada de violencia y caos en el estadio Libertadores de América durante el encuentro entre Independiente y Universidad de Chile ha provocado múltiples detenidos y heridos, reavivando debates sobre la seguridad en el fútbol sudamericano.

Un episodio de violencia sin precedentes en el fútbol sudamericano ocurrió anoche en el estadio Libertadores de América, situado en Avellaneda, Argentina, durante el enfrentamiento entre Independiente y la Universidad de Chile por la Copa Sudamericana.

Lo que comenzó como un partido normal rápidamente se convirtió en una grave crisis de seguridad, dejando a varias personas heridas y a más de un centenar de hinchas arrestados.

La tensión escalar el miércoles en la noche, cuando algunos hinchas chilenos irrumpieron en la cancha, desatando una serie de enfrentamientos con la parcialidad local.

La situación fue tan grave que se reportaron in situ y mediante información oficial que alrededor de 97 hinchas chilenos fueron detenidos por las autoridades, y al menos 19 personas resultaron heridas, de las cuales una permanece en estado grave.

La falta de una adecuada respuesta policial agravó aún más la problemática, permitiendo que las peleas y agresiones continuaran en medio del caos.

Néstor Grindetti, presidente de Independiente, expresó su repudio ante los hechos y criticó duramente a la hinchada de Universidad de Chile, asegurando que la responsabilidad de lo ocurrido recae en la agrupación visitante.

“Nosotros hemos dialogado con la Conmebol y defenderemos los intereses del club, pero claramente la responsabilidad recae en los seguidores de la 'U'.

La violencia fue provocada por un grupo de su parcialidad”, indicó Grindetti en declaraciones públicas. Además, informó que viajará en las próximas horas a la sede de la Confederación Sudamericana de Fútbol en Paraguay para presentar una denuncia formal y solicitar sanciones ejemplares.

Por su parte, Michael Clark, presidente de la Universidad de Chile, manifestó su inquietud y preocupaciones sobre lo ocurrido. Clark argumentó que la seguridad en Santiago fue efectiva y que las barras estaban controladas, aunque en Buenos Aires la situación fue muy distinta.

“Cuando los hinchas de la 'U' viajaron, la seguridad fue estricta y se hicieron todos los esfuerzos para evitar incidentes. Sin embargo, en este encuentro, la escena fue completamente diferente; las fuerzas de seguridad no lograron mantener el control”, comentó. Clark también destacó que el hincha que saltó desde la tribuna para evitar ser linchado se encuentra fuera de peligro.

El incidente rememora episodios similares en la historia del fútbol sudamericano, donde la violencia en los estadios ha generado sanciones y debates sobre la seguridad en los eventos deportivos.

Hace prácticamente una década, en la Bombonera, Boca Juniors sufrió un ataque con gas pimienta durante un clásico de Copa Libertadores, un episodio que llevó a sanciones importantes y a reformas en los protocolos de seguridad.

El partido en Avellaneda fue marcado por una serie de fallos en la planificación de la seguridad. Pese a las advertencias previas, los organizadores no lograron impedir que los hinchas de la Universidad de Chile y de Independiente se enfrentaran de manera violenta.

La policía, en muchas ocasiones, estuvo ausente o no intervino de manera efectiva, lo que facilitó el aumento del caos.

El presidente de la Universidad de Chile, en su visita a centros asistenciales, aseguró que la situación fue completamente diferente en Santiago y enfatizó la necesidad de modificar las medidas de seguridad para evitar que hechos similares vuelvan a repetirse.

“Es una situación lamentable y denota una grave deshumanización. La seguridad estuvo garantizada en mi país, pero aquí falló”, concluyó Clark.

Estos incidentes han puesto en evidencia la vulnerabilidad de los escenarios deportivos en Sudamérica y la necesidad urgente de reforzar las medidas para garantizar la integridad física de todos los asistentes.

La comunidad futbolística y las autoridades deportivas llaman a una profunda reflexión para evitar que estos episodios se conviertan en la norma y proteger la historia y la pasión del fútbol sudamericano.