El futbolista Matías Tissera enfrenta una complicada situación familiar y legal tras su detención, mientras su esposa espera su regreso.
Desde el piso 17 del departamento que Matías Tissera eligió en Caballito, la Capital Federal parece una llanura, sin el bullicio habitual de los edificios.
La torre del Interama se alza como un faro hacia el sur de la ciudad. A esta altura, el ruido del tránsito y la rutina urbana prácticamente desaparecen, dejando un ambiente de silencio absoluto.
Con la llegada del jardín de Felipe, su hijo de tres años, Sofía Arozamena, esposa de Tissera, se enfrenta a la difícil tarea de contar una nueva historia de fantasía.
Desde el 1 de abril, cuando la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) arrestó a su pareja por un pedido de captura sorpresivo relacionado con una acusación de tentativa de extorsión, su vida ha cambiado drásticamente.
Mientras el pequeño busca a su padre entre otros padres tras la salida del jardín, Sofía ha tenido que explicarle que su papá está en Brasil, un lugar al que nunca llegó con el equipo de Huracán, que viajó a San Pablo para enfrentar al Corinthians en la Copa Sudamericana.
La mentira, que parecía inofensiva, ha perdurado más de lo esperado. Cada día se siente como una eternidad para Sofía, quien siente el tiempo expandirse en su angustia. Mientras Felipe, confundido entre las historias que escucha, se enoja por la situación y, a veces, no quiere saber nada de su papá, Sofía se enfrenta al dolor de la separación.
Sofía revela que en el jardín le dijeron que, por primera vez, Felipe habló de su padre, asegurando que se encontraba en Brasil. La situación es desgarradora, y ella misma no puede contener las lágrimas, especialmente al pensar en su esposo y cómo su ausencia le afecta. "Imagina lo que es para Matías", comenta con la voz entrecortada.
Matías Tissera se encuentra en el penal de Bouwer en Córdoba, después de haber estado tres días en las instalaciones de la PFA en Ezeiza. Durante la visita que Sofía pudo hacerle, le llevó libros para ayudarlo a sobrellevar la situación. Sin embargo, su regreso a casa parece cada vez más lejano. En su primer día en la cárcel, Matías vivió momentos difíciles, enfrentando a otros reclusos en una celda común, pero logró ser trasladado posteriormente a un pabellón diferente.
El tiempo en la cárcel es un desafío constante para él; desea regresar pronto para estar con su hijo, especialmente porque este sábado se celebra el día de la familia en el colegio.
Sofía describe cómo lo tranquiliza en sus conversaciones telefónicas, intentando que mantenga la calma. En cada llamada, la tensión es palpable, y ella lucha por no quebrarse al escuchar su voz angustiada.
Sofía admite que lo que más desea es la libertad de su esposo. Cada día imagina su regreso, con Matías reencontrándose con su hijo, y cómo ella también podrá apoyarlo en este proceso tan difícil. Espera con ansias el día en que la familia pueda volver a estar unida.
Mientras tanto, la situación legal de Tissera es incierta, y la esposa afronta el día a día con esperanza y desasosiego. En su mente, siempre está presente el deseo de que todo se resuelva favorablemente, y que pronto, su esposo regrese para abrazarlos nuevamente.