Previo al superclásico sudamericano, la selección argentina se enfoca en la paz mientras Brasil calienta el ambiente con declaraciones beligerantes de sus jugadores.

La tensión entre Argentina y Brasil se intensificó tras las declaraciones de los jugadores brasileños, quienes provocaron un ambiente de guerra verbal en la previa de uno de los partidos más esperados en el continente, que se llevará a cabo en el predio Lionel Andrés Messi de Ezeiza.

Frente a esta situación, Lionel Scaloni, entrenador de la selección argentina, ha abogado por la paz y la deportividad, recordando que este enfrentamiento, aunque importante, se reduce a un juego.

Argentina, que sólo necesita un punto para garantizar su clasificación al Mundial de 2026, puede incluso obtener el pasaje antes de jugar si Uruguay logra vencer a Bolivia en El Alto.

A medida que se acerca el encuentro, Scaloni mantiene la calma y la serenidad, en contraste con un Brasil que no logra vencer a la Albiceleste desde las semifinales de la Copa América de 2019, lo que podría explicar la actitud belicosa de sus jugadores.

Raphinha, delantero de la selección brasileña, incitó el clima hostil al afirmar: "Vamos a darle una paliza, sin duda. Le daremos una paliza en el campo y fuera del campo si hace falta". Esta declaración fue reforzada por Romario, exjugador brasileño que descalificó a los argentinos y exhortó a la violencia en el encuentro. Raphinha prometió que marcaría un gol, desatando el fervor entre los aficionados y la presión en la selección argentina.

La respuesta de Scaloni fue medida. En conferencia de prensa, enfatizó la importancia de recordar que el fútbol es un deporte: "Recordemos la imagen de Leo Messi y Neymar después de la final de la Copa América 2021, hablando en las escaleras del estadio.

Esa es la imagen que nos debe quedar. Son 90 minutos, y no debería pasar de ahí". La filosofía de Scaloni resalta que, a pesar de la rivalidad, la amistad entre jugadores debe prevalecer fuera del campo.

El técnico argentino también abordó el tema del racismo, que se convirtió en un punto de discusión tras los comentarios de algunos jugadores brasileños.

Scaloni fue claro al manifestar: "Eso está fuera de nuestras cabezas. Esperemos que la gente vaya a alentar a la Selección Argentina, no hay que darle más vueltas". Su actitud contrasta con la de algunos de sus rivales, quienes exigen un cambio en la cultura futbolística para erradicar el racismo.

Por su parte, el entrenador brasileño Dorival Júnior moderó las declaraciones de sus jugadores y enfatizó la necesidad de respeto. "Es un gran clásico del fútbol mundial. Habrá pelea en el campo, pero habrá respeto entre los dos equipos", declaró Júnior.

A medida que se intensifican los preparativos para el partido, Scaloni ensaya las estrategias para afrontar el juego. Se menciona la posible alineación de Rodrigo De Paul, aunque se mantiene en misterio el once definitivo. La presión está sobre ambos equipos, pero particularmente sobre Brasil, que tiene la presión de romper una racha de seis años sin derrotar a Argentina.

Este encuentro no sólo se limita a la rivalidad, sino que también es una oportunidad para que Argentina haga historia. Con una victoria, Scaloni se convertiría en el primer entrenador argentino en vencer a Brasil en Eliminatorias en dos ocasiones. En la previa, ambos equipos saben que, más allá del resultado, el fútbol siempre debe ser un juego que une, más que divide.