La selección argentina Sub-20 logró avanzar a la final del Mundial en Santiago de Chile tras vencer a Colombia en un duelo lleno de historia y rivalidad, con un emocionante enfrentamiento que remonta a años de enfrentamientos y cruces históricos entre ambos países.

La selección argentina Sub-20 se prepara para disputar la final del Mundial que se celebra en Santiago de Chile, tras derrotar a su clásico rival, Colombia, en una semifinal llena de pasión y historia.

El partido, que tuvo lugar en el Estadio Nacional Julio Martínez Prádanos, fue un enfrentamiento que no solo movilizó a ambas aficiones, sino que también rememoró años de enfrentamientos y rivalidades en diferentes categorías del fútbol sudamericano.

El duelo se jugó a partir de las 20 horas, y Argentina, dirigida por Diego Placente, busca romper una sequía de títulos mundiales en categorías juveniles que se extiende desde el campeonato obtenido en Canadá 2007.

La selección albiceleste no conquista un Mundial Sub-20 desde entonces, y esta edición representa una oportunidad histórica para los jóvenes talentos argentinos.

Por su parte, Colombia, que tiene una historia reciente marcada por enfrentamientos con Argentina en distintas competiciones internacionales, buscaba avanzar a la final por primera vez en una cita mundialista juvenil.

La historia entre ambos países en eventos juveniles es larga y cargada de emociones, incluyendo duelos en el Sudamericano y en otras Copas del Mundo juveniles.

El partido en Santiago estuvo marcado por la intensidad, la estrategia y un alto nivel de juego, pero también por las provocaciones y la rivalidad que ha ido creciendo en los últimos años.

La relación entre Argentina y Colombia en el fútbol surgió con fuerza en los ámbitos mayores, y en el ámbito juvenil no fue la excepción. La rivalidad se remonta a la Copa América de Brasil, donde las declaraciones y los momentos de tensión entre figuras de ambos países aportaron a la tensión y el morbo del encuentro.

Un ejemplo de la historia compartida fue el enfrentamiento en la Copa América 2024, donde Lionel Messi y Emiliano Martínez protagonizaron un episodio memorable en el que desafiaron e intimidaron a los jugadores colombianos, en una muestra de la pasión y la competitividad que caracteriza a ambos selecciones.

En este partido, las ausencias jugaron un papel importante; Argentina no pudo contar con Maher Carrizo y Valente Pierani por acumulación de tarjetas y lesión, respectivamente, siendo reemplazados por Ian Subiabre y Juan Villalba.

Colombia, por su parte, sufrió la baja de su goleador Neiser Villarreal, autor de cinco tantos en los últimos partidos, y de su defensor Andrés Sarmiento.

El entrenador colombiano, César Torres, expresó en rueda de prensa que su equipo se enfocará en mantener la seguridad y la inteligencia emocional, destacando que el objetivo principal es analizar bien al rival y planificar el juego de manera efectiva.

Aseguró que su equipo está bien física y mentalmente, disfrutando cada día y preparado para dar lo mejor en la final.

Históricamente, Argentina y Colombia se han enfrentado en Mundiales Sub-20 en dos ocasiones: en 2003, en Emiratos Árabes Unidos, Colombia ganó 2-1 en la pelea por el tercer puesto, con goles de Erwin Carrillo y Jaime Castrillón; en 2005, en Países Bajos, la albiceleste se impuso 2-1 con goles de Lionel Messi y Julio Barroso, clasificándose a cuartos de final.

El choque en Santiago también tuvo un componente simbólico, ya que la delegación argentina contó con la presencia de Juan Pablo Sorín, histórico capitán de la selección mayor argentina, quien brindó una charla sobre la lucha contra el racismo en el fútbol.

La iniciativa forma parte de un panel impulsado por la FIFA, que busca promover la inclusión y la igualdad de oportunidades en el deporte.

Argentina, buscando revertir la historia en mundiales juveniles, intentará conseguir su primer título desde 2007, cuando conquistó la gloria en Canadá.

El rival en la final podría ser Francia, si ambos países avanzan en sus respectivos partidos y logran superar sus semis. La final promete ser un espectáculo que no solo decidirá al campeón del Mundial Sub-20, sino que también continuará alimentando la historia de rivalidad y pasión que caracteriza a estos dos países en el fútbol sudamericano y mundial.