Un enfrentamiento tenso se vivió al final del partido entre River Plate y el Inter de Italia en Seattle, con expulsiones y agresiones en un contexto de alta tensión deportiva. La pelea incluyó a Marcos Acuña y Denzel Dumfries, en un episodio que quedó grabado y generó polémica en el mundo del fútbol.
La jornada en Seattle durante el Mundial de Clubes estuvo marcada por un clima caldeado que fue más allá del aspecto deportivo, reflejando la intensidad de un encuentro que terminó en un incidente.
La tensión comenzó a elevarse cuando, en un partido decidido por la derrota de River Plate, los jugadores mostraron signos de frustración y enfrentamientos verbales con el equipo contrario.
El partido en el estadio Lumen Field, con capacidad para más de 68,000 espectadores, fue escenario de varias acciones polémicas. En un momento, el defensor Lucas Martínez Quarta recibió una tarjeta roja por una falta brusca sobre Henrik Mkhitaryan, cuando aún el marcador indicaba un empate sin goles.
La expulsión dejó a River con diez jugadores en medio del encuentro, complicando aún más sus posibilidades.
Luego del gol de Francesco Pio Esposito, que colocó al Inter en ventaja, la tensión explotó. La disputa se intensificó cuando Cristian Chivu, técnico del Inter, y sus asistentes comenzaron a quejarse de las decisiones del arbitraje, mientras que en el banco de River también circulaban quejas y protestas.
La situación se tornó aún más polémica cuando Marcos Acuña, con evidente gesto de molestia, comenzó a insultar a los suplentes del equipo italiano, apuntando a la pierna fuerte que estos realizaban en cada jugada.
En un momento, Denzel Dumfries, jugador neerlandés del Inter, reaccionó a los insultos y la tensión alcanzó su punto máximo. Reconocido por su participación en los penales decisivos en el Mundial de Qatar 2022, el futbolista neerlandés fue protagonista de un altercado con Acuña, en un episodio que cobró relevancia en las redes sociales y los medios internacionales.
Desde el banco del Inter, Dumfries intentó calmar los ánimos, pero la situación escaló rápidamente. Gonzalo Montiel, de River, recibió su segunda tarjeta amarilla y abandonó el campo con la tarjeta roja, dejando al equipo argentino con nueve jugadores.
A pocos minutos del final, Bastoni amplió la ventaja del Inter con un gol que sentenció el partido.
Lo que siguió fue una escena de caos en el túnel del estadio. Marcos Acuña y Dumfries salieron en dirección a los vestuarios en actitud hostil, siendo necesarios varios integrantes del cuerpo técnico y seguridad para contenerlos y calmar la situación.
Incluso, algunos hinchas de River que estaban en el túnel lanzaron objetos y banderas en señal de protesta, en un episodio que dejó una imagen bochornosa para el club argentino.
Este episodio de enfrentamiento y expulsiones marca un capítulo tenso en la historia reciente del fútbol internacional, donde las emociones a menudo sobrepasan los límites en momentos de alta presión.
La suspensión o posibles sanciones para los involucrados aún están por definirse, pero la imagen del torneo quedó marcada por esta pelea. La derrota de River en Seattle le impidió avanzar en el torneo, y este incidente fue un recordatorio de cómo la pasión puede desbordarse en la cancha.
Este tipo de situaciones no son nuevas en la historia del fútbol. Desde las peleas en clásicos históricos como el Boca-River en Argentina, hasta incidentes en competiciones internacionales como la Champions League, las confrontaciones físicas y verbales han puesto en evidencia la tensión inherente a este deporte.
A pesar de los esfuerzos por mantener la calma, la implicación emocional de los jugadores y las aficiones continúa generando episodios como el vivido en Seattle, que sin duda será recordado por su dureza y dramatismo.