Gimnasia de La Plata vivió en las últimas semanas una de las mayores sorpresas del fútbol argentino, logrando mantenerse en la Primera División tras una serie de victorias y remontadas bajo la dirección interina de Fernando Zaniratto, exjugador y actual técnico. El conjunto tripero, que en un principio se encontraba en riesgo de descenso, ahora está luchando por un campeonato que sería histórico para el club.
En el fútbol, las historias de remontada y superación están a la orden del día, pero pocas veces un equipo logra dar vuelta a su destino de manera tan rápida y espectacular como lo hizo Gimnasia de La Plata en las últimas semanas.
Hace apenas un mes, la afición del Lobo atravesaba la angustia de un posible descenso tras una temporada llena de altibajos y resultados complicados.
Todo cambió luego de la épica victoria contra River Plate en el Estadio Monumental, un triunfo que quedó grabado en la memoria de los hinchas, ya que fue la primera vez en 20 años que Gimnasia lograba ganar en esa cancha.
Ese resultado fue considerado un punto de inflexión, que sirvió para que el equipo recuperara confianza y entrara en una espiral positiva. Desde entonces, la buena racha no se detuvo: tras vencer a Barracas Central por 3-0 en Vicente López, el equipo quedó muy cerca de conseguir su primer título de campeonato local en la historia.
Este ascenso sorprendente fue posible en gran parte gracias a la labor de Fernando Zaniratto, un técnico de 44 años que asumió el mando en forma interina tras la salida del anterior entrenador, Alejandro Orfila.
Zaniratto, quien tiene un pasado como jugador en Gimnasia durante la temporada 2001 bajo la dirección del emblemático Carlos Timoteo Griguol, tomó las riendas en un momento clave del torneo con la responsabilidad de evitar el descenso.
Cuando asumió, solo restaban cuatro partidos para el cierre de la etapa regular y la presión era enorme, especialmente porque tenía que afrontar duelos cruciales como el clásico ante Estudiantes y un complicado compromiso ante River Plate.
En ese contexto, Zaniratto logró capear el temporal. En el clásico ante Estudiantes, aunque Gimnasia perdió 2-0 en La Plata, el equipo mostró signos de mejoría y de compromiso. Luego, en un partido de visitante contra River, Gimnasia salió en ventaja a los 10 minutos del segundo tiempo con un penal convertido por Marcelo Torres.
La esperanza de lograr un resultado histórico se intensificaba, pero en el último minuto del encuentro, el árbitro cobró un penal dudoso a favor de River por una supuesta infracción en el área, decisión que fue revisada por el VAR y mantenida por el árbitro.
El arquero Nelson Insfrán, ídolo y figura del equipo, fue clave al atajar el penal de Miguel Borja en la última jugada, asegurando así un valioso punto en un escenario difícil.
La hinchada local expresaba su desconcierto y enojo, pero Zaniratto, en medio de la euforia contenida, se mostraba sereno. El técnico celebró el penal salvado y el punto obtenido con una pasión contenida, consciente de que ese resultado podría marcar la diferencia en la difícil lucha por la permanencia.
Desde ese momento, Gimnasia no solo evitó el descenso, sino que dio inicio a una etapa de crecimiento y sorpresas. El equipo logró cosechar triunfos importantes contra Vélez y Platense, incrementando su confianza. Posteriormente, superó a Unión en los octavos de final de los playoffs y, en condición de visitante, venció a Barracas Central, asegurando un puesto en semifinales y dejando en evidencia que la moral del equipo estaba por las nubes.
Una de las historias más destacadas es que Gimnasia, tras clasificar tercero en el Grupo B del octogonal, eliminó consecutivamente a equipos como Newell's, San Lorenzo y Argentinos Juniors en su camino hacia la final.
Ahora, la institución de La Plata se prepara para enfrentar a Boca en una final inédita, que dará a uno de los clubes su primer campeonato de Primera División.
Fernando Zaniratto, que en su pasado como jugador en Gimnasia fue discípulo de Carlos Timoteo Griguol, ha demostrado tener una visión clara y un compromiso inquebrantable con el equipo.
Desde su regreso en 2022, primero como entrenador de la Quinta División y posteriormente en la Reserva, ha ido acumulando experiencia y confianza hasta llegar a este momento clave.
Su paso breve en Primera en 2025, en un rol interino, fue suficiente para dejar huella, ya que su gestión en la Reserva fue exitosa y le valió el respeto de la dirigencia y los jugadores.
El equipo campeón en la fase regular del torneo, clasificado al octogonal tras terminar en tercer lugar en su grupo, eliminó en su camino a rivales de peso y ahora sueña con lograr un título que sería histórico para el club.
La final contra Boca será un desafío de gran magnitud, pero también una oportunidad para que Zaniratto y sus dirigidos consagren un capítulo dorado en la historia del fútbol argentino.
La hinchada de Gimnasia sueña con la gloria, y todo indica que, con trabajo y disciplina, esa meta podría estar más cerca que nunca.