Con una historia de esfuerzo y superación, Sergio Gómez ha recorrido diferentes categorías del fútbol argentino, llegando actualmente a la Primera División con Platense. Su paso por clubes del ascenso y su vínculo cercano con Favio Orsi ejemplifican su dedicación al deporte.
La historia de Sergio Omar Gómez es un claro ejemplo de cómo la perseverancia y el trabajo constante pueden llevar a un futbolista y entrenador a alcanzar sus metas en el fútbol argentino.
Nacido en Santiago del Estero, Gómez ha recorrido un largo camino desde sus inicios en barrios humildes, donde desde pequeño mostró pasión por el deporte.
Sus primeros pasos en el fútbol los dio en la cantera de Platense, club que marcaría su vida tanto en lo profesional como en lo personal. A los 12 años, Gómez caminaba largas horas para llegar al club, realizando recorridos que sumaban varias estaciones y distancias: desde la estación de Pablo Nogués, tomaba el tren y caminaba más de 10 kilómetros para llegar a las prácticas.
En estas jornadas, contó alguna vez que un dirigente llamado Luis Acosta le daba mercadería para que pudiera seguir entrenando, un acto que marcó profundamente su historia de superación.
Antes de su debut en Primera División en 2001, Gómez jugaba como mediocampista y fue progresando en las inferiores del club. Luego de su paso por el Calamar, en 2003, se marchó a clubes del ascenso, donde tuvo que reinventarse constantemente, enfrentando duras circunstancias económicas y físicas.
Jugó en equipos como Villa Dálmine, San Miguel, Acassuso, Fénix, Leandro N. Alem y Dock Sud. En estas experiencias, Gómez adquirió una dureza y experiencia que luego aplicarían en sus roles como técnico.
Mientras seguía en su carrera como jugador, Gómez inició su formación como entrenador, vendiendo ropa para complementar sus ingresos. En ese momento, conoció a Favio Orsi, un exjugador también formado en Platense. Su vínculo fue inmediato y estrecho, y en 2012 decidieron unirse para trabajar en conjunto como ayudantes en el club Fénix, en la categoría Primera C.
Su primer desafío como dupla técnica ocurrió en 2013, cuando asumieron al borde del final del torneo tras la renuncia del técnico Oscar Santángelo.
En poco tiempo, lograron ascender a Fénix a la Primera B tras ganar un cuadrangular decisivo, superando a equipos como Deportivo Laferrere y Deportivo Español.
Esa victoria fue particularmente emotiva, ya que en ese momento Gómez atravesaba la pérdida de su madre, quien falleció poco después del ascenso, tras una larga enfermedad.
El camino en el fútbol de ascenso continuó con éxito. Gómez y Orsi obtuvieron ascensos históricos con Flandria en 2016 y lograron mantener algunos clubes en categorías superiores, pese a las dificultades que implican los cambios en el fútbol de ascenso argentino, especialmente en épocas de crisis y pandemia.
Durante esos años, Gómez no solo se consolidó como entrenador, sino que también volvió a su barrio natal para colaborar en ollas comunitarias, ayudando a su gente en momentos complicados de la pandemia.
Su compromiso social refleja la huella profunda que dejó en su comunidad.
En el ámbito profesional, Gómez dirigió en clubes de Primera División como Godoy Cruz y Atlético Tucumán, con campañas regulares y sin llegar a establecerse en una categoría definitiva.
Sin embargo, en 2024, la oportunidad llegó en Platense, una de las revelaciones del Torneo Apertura. El equipo de Gómez eliminó a Racing y a River Plate en las fases decisivas, mostrando un fútbol sólido y aguerrido. La inversión del club en esta plantilla se estima en unos 45.000 euros, lo que refleja la apuesta por la categoría y el proyecto del club.
Su historia de ascensos, retrocesos y regresos ejemplifica la pasión y el esfuerzo del fútbol argentino, donde muchos jugadores y entrenadores sueñan con llegar a la élite.
Sergio Gómez, con sus raíces humildes y su incansable dedicación, se ha convertido en un referente de esa historia, trabajando cada día para dejar huella en los campos y en la comunidad que lo vio crecer.