Un repaso por la evolución de las categorías juveniles de Argentina, el rol de Fernando Placente y su influencia en los éxitos recientes, con miras a potenciar el futuro futbolístico del país.

En los últimos años, Argentina ha mostrado un crecimiento notable en sus categorías juveniles, consolidando un modelo de desarrollo que combina experiencia, valores formativos y una filosofía de trabajo constante.

Todo esto, enmarcado en un proyecto que busca fortalecer las raíces y potenciar el talento de sus generaciones futuras.

Desde la asunción de Juan Sebastián Verón como secretario de selecciones juveniles en 2017, hubo una visión clara: implementar un modelo europeo, de largo plazo y con un enfoque integral en la formación de futbolistas.

La iniciativa, que inicialmente contó con el respaldo de figuras como Hermes Desio, tuvo como pilares principales la elección de entrenadores con experiencia y valores sólidos, además de una estructura que priorizaba la calidad humana y técnica.

Uno de los nombres clave en este proceso es el de Fernando Placente, quien desde 2014 condujo la selección Sub-15 y posteriormente la Sub-17, hasta su reciente paso por la Sub-20, en la que reemplazó a Javier Mascherano.

La trayectoria de Placente como futbolista fue distinguida: campeón mundial Sub-20 en Malasia 1997, participación en el Mundial de Corea-Japón 2002 y cinco temporadas en el Bayer Leverkusen de Alemania, además de múltiples títulos en River Plate.

Como entrenador, su estilo pragmático, basado en la adaptación y en el trabajo colectivo, ha permitido que las categorías formativas argentinas muestren un rendimiento destacado.

Durante el Mundial Sub-17 de Indonesia 2023, Argentina contó con un plantel altamente competitivo, en el que jugadores como Franco Mastantuono, Claudio Echeverri, Agustín Ruberto y Juan Giménez demostraron gran crecimiento.

Placente, con su experiencia, pudo observar de cerca el proceso, financiado con una metodología que prioriza la formación técnica y, sobre todo, la inculcación de valores como respeto, trabajo en equipo y sacrificio.

La influencia de José Néstor Pekerman en las Inferiores argentinas fue fundamental. El maestro argentino dejó una huella imborrable en generaciones de jugadores y entrenadores, promoviendo un estilo basado en la paciencia, el desarrollo integral y la identificación de talentos con potencial de llegar a la élite.

La filosofía de Pekerman tuvo un impacto duradero, y su legado es evidente en los enfoques actuales, como los implementados por Placente.

La estructura de trabajo de Placente se caracteriza por una continua observación de jugadores desde edades tempranas, diseñando planificaciones que alcanzan varios años.

Desde 2014, ha estado en contacto cercano con las categorías inferiores, formando prácticas y amistosos internacionales que le permitieron conocer en profundidad a los futbolistas, muchos de los cuales ya debutaron en campeonatos mundiales.

A pesar de los desafíos que presenta el contexto futbolístico y económico del país, Argentina mantiene un proyecto firme: formar talentos con carácter y conocimientos sólidos, que puedan adaptarse y destacar en diferentes estilos de juego y ligas.

La filosofía de Placente, que combina pragmatismo con un fuerte énfasis en los valores humanos, apunta a que en un futuro cercano, estos jugadores puedan consagrarse en clubes de primer nivel o en la misma selección mayor.

Con miras a los próximos desafíos, la apuesta por un desarrollo sostenido en las selecciones juveniles sigue firme. La experiencia de Placente, enriquecida por las enseñanzas de Pekerman y la historia del fútbol argentino, promete consolidar un proceso de crecimiento que potenciará a las futuras estrellas del país, manteniendo viva la tradición de éxito y talento que caracteriza a Argentina en el mundo del deporte.