El Deportivo Armenio, liderado por Luciano Nakis, y Acassuso, presidido por Javier Marín, luchan por un lugar en la Primera Nacional en una final marcada por decisiones arbitrales controvertidas y vínculos con el poder del fútbol argentino.
Tras la definición de la primera promoción a la Primera Nacional, ahora se juega la segunda plaza en la Final del Reducido de la Primera B Metropolitana.
En este enfrentamiento, los clubes Deportivo Armenio, dirigido por Luciano Nakis, y Acassuso, encabezado por Javier Marín, se enfrentan en una serie que ha captado la atención del fútbol argentino por las conexiones de sus dirigentes con el poder y algunas polémicas en los arbitrajes.
El primer partido, disputado en condición de local para Acassuso, concluyó con una victoria por 1 a 0, con un tanto de Felipe Senn. La revancha, que tendrá lugar en Ingeniero Maschwitz, es un encuentro decisivo que se jugará el próximo domingo a las 17 horas. En el encuentro, el visitante sufrió las expulsiones de Ian Pérez y Franco Almanza en el tramo final, aunque los árbitros no incidieron en decisiones controvertidas, siendo el arbitraje de Daniel Zamora calificado como correcto.
Históricamente, los ascensos en el fútbol argentino han estado rodeados de polémicas y alianzas entre dirigentes y ciertos intereses, muchas veces relacionados con beneficios económicos y políticos.
Ejemplos recientes como los ascensos de Gimnasia de Mendoza y Deportivo Madryn, que lograron el ascenso en circunstancias muy discutidas por arbitrajes cuestionados, marcan un patrón recurrente en la historia del fútbol argentino.
El contexto actual de esta final también presenta un trasfondo de voy más allá del campo, puesto que el club Deportivo Armenio, presidido por Luciano Nakis, cuenta con patrocinadores en la camiseta, incluyendo a la financiera Sur Finanzas, que ha estado bajo investigación judicial por irregularidades relacionadas con operaciones financieras.
Luciano Nakis, de 46 años, tiene una destacada carrera tanto en los negocios como en la política del fútbol. Hijo del exdirigente Noray Nakis, quien ha sido una figura influyente en el fútbol argentino en la colectividad armenia, Luciano también ocupa cargos en la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), como prosecretario, y mantiene estrechos vínculos con la Selección Nacional.
Es conocido además por acompañar a Claudio Tapia en varios viajes internacionales y por su involucramiento en la política interna del fútbol argentino.
Por su parte, Acassuso, presido por Javier “Pipo” Marín, es uno de los clubes históricos del ascenso. Marín tiene una larga trayectoria y una estrecha relación con figuras influyentes del fútbol, habiendo apoyado en el pasado a Marcelo Tinelli en su intento de presidir la AFA.
Además, ha sido destacado por su participación en la Comisión de Desarrollo y como miembro del Comité Ejecutivo de la AFA.
Sin embargo, su carrera también ha estado marcada por controversias, como su imputación en 2018 en una causa por abusos relacionados con menores que jugaban en Independiente, donde fue interrogado por su contacto con el árbitro Martín Bustos.
Estas circunstancias reflejan cómo en el fútbol argentino, los vínculos y las historias personales a menudo atraviesan la competitividad deportiva.
El fútbol argentino sigue siendo un escenario donde el poder, el dinero y la política se entrecruzan, y esta final del Reducido no es la excepción.
La lucha por el ascenso en la Primera B Metropolitana pone en evidencia cómo ciertos intereses pueden influir en momentos claves del campeonato, generando dudas y controversias que van más allá del simple resultado deportivo.
La historia reciente del ascenso en Argentina evidencia que, en muchas ocasiones, los resultados deportivos están condicionados por factores institucionales y políticos que dejan una huella imborrable en la memoria del fútbol nacional.