El exjugador y actual referente del fútbol argentino, Carlos Mac Allister, comparte su visión sobre el presente de Boca Juniors, los desafíos del fútbol argentino y su experiencia en la gestión deportiva y política.
Encontrar a Carlos Mac Allister en Buenos Aires no siempre es sencillo. Con dos de sus cuatro hijos jugando en Europa, pasa la mayor parte del año en el viejo continente. Alexis y Kevin, hoy en Liverpool y el Royale Union Saint-Gilloise, respectivamente, no solo siguen sus pasos en el fútbol, sino que también están próximos a convertirse en abuelos, ya que Alexis y Kevin están en plena etapa de maternidad y paternidad.
Además, su hija Abril, abogada y en espera, completa la familia que siempre tuvo el fútbol y la política como pilares fundamentales.
Mac Allister, de 57 años, fue una figura destacada en Boca Juniors, club en el que jugó 130 partidos entre 1992 y 1996. Su historia en el club se entrelaza con épocas turbulentas, donde el vestuario vivió fracturas y cambios que marcaron su etapa como futbolista. Actualmente, es socio del club y uno de los referentes en temas institucionales y deportivos. Desde su casa en Devoto, comparte su visión sobre el deporte y la gestión en una entrevista exclusiva.
La pasión por Boca es evidente cuando habla: “Boca es un mundo dentro del fútbol. La historia y la identidad del club hay que preservarlas y fortalecerlas. No se puede manejar con la misma mentalidad de hace veinte o treinta años, el mundo cambió y las nuevas tecnologías también”, indica. Asimismo, añade que “hay que innovar y adaptarse a la velocidad del cambio, porque el hincha razona con el corazón, pero el dirigente debe hacerlo con la cabeza”.
Respecto a la gestión actual, no dudó en criticar: “Desde que asumió Riquelme como presidente, las decisiones no han sido las mejores. Se han comprado jugadores que nunca triunfaron, se han hecho transacciones equivocadas y no se ha logrado el éxito en títulos. Con el tiempo, hemos aprendido que la verdadera gestión consiste en mantener lo bueno y desprenderse de lo que no funciona, algo que en Boca parece complicarse”.
Mac Allister también se refirió al estado de la cancha y las instalaciones del club: “La cancha de Boca sigue igual que hace treinta años, solo le pintaron la pintura.
La diferencia es que River ha avanzado mucho, abrió fideicomisos y realiza reformas importantes. Boca, en cambio, se quedó en el tiempo y eso pesa en la imagen del club”. La falta de títulos en los últimos años también es una preocupación: “Llevamos dos años sin lograr un campeonato y sin clasificación a la Copa Libertadores.
Hay que cambiar la estrategia y poner gente idónea en los cargos importantes, porque la continuidad y la coherencia son clave para salir de esta crisis”.
Sobre el futuro del fútbol y la renovación del plantel, opina: “Es imprescindible traer jugadores jóvenes con proyección, y no solo estrellas inmediatas.
La dirección deportiva debe trabajar arduamente en esa línea. Además, el equipo necesita una base sólida en defensa y en el talento para crear juego en la mitad de la cancha, como lo demostraron en algunos partidos Paredes y otros jugadores de jerarquía”.
El exjugador también resaltó la importancia de los entrenadores: “Miguel Russo tiene experiencia y capacidad, pero si no hay un cambio en la estructura y en la forma de trabajar, será difícil revertir la situación.
El fútbol argentino requiere de trabajo constante y decisiones acertadas, sobre todo en la conducción técnica”.
En cuanto a los conflictos internos y decisiones polémicas, señala: “La gestión de los vestuarios y la disciplina juegan un papel fundamental. Boca siempre fue un lugar complicado, pero con liderazgo firme y coherente, se puede mantener la unidad y el respeto. Todo esto se refleja en los resultados”.
Mac Allister, que también militó en la política y fue funcionario en la gestión de Mauricio Macri, entiende el doble rol que desempeña en la sociedad: “Es importante que los clubes y los políticos trabajen con responsabilidad y transparencia.
La gestión deportiva y política deben ir de la mano para potenciar el deporte y el bienestar social. Los clubes son pilares en la educación y la formación de valores a través del deporte, que ayuda a sacar a los chicos de la calle y prevenir conductas negativas”.
Por último, el exjugador y dirigente expresó su deseo de que su club, Deportivo Mac Allister, pueda en unos años competir en la Primera División del fútbol argentino, con un proyecto basado en esfuerzo, austeridad y trabajo.
“Queremos que los jóvenes tengan la oportunidad de jugar en un equipo de verdad, que genere identidad y orgullo en nuestra comunidad. La historia y el presente del fútbol argentino están en nuestras manos, y debemos apostar por el futuro con inteligencia y pasión”.
En resumen, Mac Allister se muestra preocupado por el presente del fútbol argentino pero optimista respecto a las oportunidades de cambio si se toman decisiones responsables, con una gestión moderna y un fuerte compromiso con la formación de los valores del deporte.