En un encuentro lleno de tensión y emoción, Ángel Di María anotó un golazo de tiro libre en el clásico de Rosario, asegurando la victoria de Central ante Newell’s en una tarde que quedará en la memoria de los hinchas.

Los partidos entre Rosario Central y Newell’s Old Boys siempre se viven con una intensidad única en el fútbol argentino. La pasión, el orgullo y la rivalidad se mezclan en cada encuentro, que frecuentemente trasciende la cancha para convertirse en una verdadera fiesta barrial y cultural.

En este marco, el clásico de Rosario que se disputó en el Gigante de Arroyito tuvo un significado especial, marcado por un momento que quedará grabado en la memoria de los aficionados: un gol espectacular de Ángel Di María.

El partido se disputaba en un escenario colmado de expectativas. Ambos equipos buscaban sumar puntos importantes, sabiendo que cada clásico tiene su propia historia y significado. Central, que había tenido un torneo irregular, se enfrentaba a un rival que con el paso del tiempo se convirtió en un ícono del fútbol rosarino. Los hinchas, en las tribunas, vivieron cada minuto con una mezcla de ansiedad y esperanza.

Desde el inicio, el encuentro fue áspero, con muchas irregularidades, roces y pocas claras ocasiones de gol. Newell’s intentó imponer su orden mediante una presión alta, mientras que Central trataba de jugar desde la creatividad de Campaz y Malcorra en el medio.

Sin embargo, la paridad se mantuvo durante la mayor parte del tiempo, y parecía que el marcador se mantendría en un empate. Hasta que, a los 38 minutos del segundo tiempo, una falta cometida a unos 25 metros del arco visitante abrió la puerta a la esperanza para los locais.

La pelota quedó perfilada para la zurda de Di María, el héroe del día. El futbolista, que se convirtió en ícono del fútbol mundial tras su paso por Real Madrid, París Saint-Germain, Manchester United y la selección argentina, en ese momento tenía en sus pies la oportunidad de marcar la diferencia.

Con calma y precisión, Di María acomodó la pelota y soltó un potente tiro libre. El disparo superó la barrera y describió una curva perfecta que hizo imposible la estirada del arquero rival, clavándose en el ángulo superior. Un golazo de tiro libre que hizo explotar a la parcialidad canalla.

El grito de gol fue un rugido que recorrió todo el Arroyito, reflejando la intensidad de un clásico que siempre resulta impredecible y emocionante.

Ayudó también a que Di María, con sus brazos abiertos, corriera hacia la hinchada y pudiera fundirse en un abrazo con sus compañeros y familiares en las tribunas.

En ese momento, la leyenda de Di María en Rosario se reafirmó; el futbolista que volvió a su ciudad natal para culminar su carrera dejó otra huella imborrable.

Esta tarde en Rosario no solo fue un partido más, sino que se convirtió en una celebración del talento y la historia del futbolista nacido en la ciudad.

La pasión de la afición local, siempre entregada y apasionada por su clásico, fue el escenario perfecto para que un jugador que durante años admiraron en Europa y el mundo, demostrara que aún tiene la magia y calidad para hacer la diferencia.

El impacto de este gol va más allá de los tres puntos. Es un símbolo de regreso, de amor por los colores y de una historia que une a Di María con sus raíces. Sus logros internacionales y en clubes europeos están escritos en la historia grande del fútbol, pero esta postal en Rosario, con un tiro libre impecable, le concede un espacio especial en la memoria de todos los hinchas.

Por su parte, el técnico de Newell’s, Cristian Fabbiani, mostró un gesto de admiración y respeto ante la brillantez del gol del ídolo canalla, demostrando que en el fútbol, muchos momentos de gloria trascienden la rivalidad y unen en una misma pasión.

La derrota en este clásico será un capítulo más en la historia de un torneo que siempre reserva sorpresas y emociones.

Rosario sigue vibrando con su clásico, que una vez más, quedó marcado por un momento de pura magia: un gol de Di María, que reafirma su categoría y su cariño por la camiseta de Central.

La hinchada vive con orgullo cada uno de estos instantes, que se convierten en leyendas y en parte de la memorias histórica del fútbol argentino.