El seleccionado marroquí se convirtió en el primer equipo africano en clasificar para el Mundial 2026 tras su contundente victoria en la inauguración del renovado Estadio Príncipe Moulay Abdellah en Rabat, en un evento que marcó una jornada histórica para el país y el continente.
La historia del fútbol en África acaba de vivir un capítulo memorable con la inauguración del Estadio Príncipe Moulay Abdellah en Rabat, una obra arquitectónica que se considera la más moderna del continente.
Este evento no solo fue de carácter ceremonial, sino que quedó grabado en la memoria colectiva cuando Marruecos, en su primera participación en la fase clasificatoria para el Mundial 2026, logró una victoria abultada de 5-0 sobre Níger, asegurando de manera anticipada su presencia en la próxima Copa del Mundo.
El nuevo coliseo, que puede albergar aproximadamente 70.000 espectadores, se construyó en el sitio donde anteriormente se encontraba el antiguo estadio con capacidad para 52.000 personas, inaugurado en 1983. La apertura oficial fue uno de los pasos más importantes en la historia deportiva marroquí, especialmente considerando que el país aspira a coorganizar la Copa Mundial de 2030 junto a España y Portugal, un objetivo que ha perseguido durante décadas.
El partido, correspondiente a la séptima fecha del grupo E de la clasificación africana, tuvo un especial significado dado que coincidió con la festividad de Aïd Al Mawlid Annabawi, una de las fechas más importantes del calendario religioso musulmán, en la que se celebra el nacimiento del profeta Mahoma.
La venta de entradas fue un éxito rotundo, con 68.095 tickets distribuidos en apenas seis horas, y posteriormente se vio un mercado paralelo donde las entradas se revendían a precios multiplicados, alcanzando en algunos casos los 150 euros (unos 1.650 dirhams marroquíes), partiendo de un valor original de 11 dólares (aproximadamente 9 euros).
La inauguración del estadio estuvo encabezada por el príncipe heredero, Moulay El Hassan, y contó con la presencia de cientos de trabajadores y representantes de la construcción, quienes participaron en el montaje de este moderno recinto.
Debido a la gran afluencia del público y a ciertas dificultades iniciales para ingresar, hubo congestión en los accesos, generando una espera que duró hasta minutos antes del inicio del encuentro.
Durante el partido, Marruecos mostró su superioridad con un juego dominante y una defensa sólida, logrando el primer gol a los 26 minutos, tras la expulsión del delantero nigerino Abdoul-Latif Goumey.
Los goles fueron anotados por Ismael Saibari, con una labor destacada; Ayoub El Kaabi; Hamza Igamane; y Azzedine Ounahi. La celebración del público fue particular, con cánticos de apoyo a su capitán, Achraf Hakimi, considerado por muchos como uno de los mejores jugadores del planeta.
La hinchada marroquí desplegó pancartas y cánticos donde clamaban por un Balón de Oro para el lateral del Paris Saint-Germain.
Con esta victoria, Marruecos aseguró su clasificación matemática a la fase final del Mundial 2026, siendo el primer país africano en lograr la clasificación.
Este resultado fue aún más significativo considerando que, en otros partidos del mismo grupo, los otros dos equipos, Congo y Tanzania, empataron 1 a 1 en Brazzaville, lo que favoreció al equipo africano.
El Complejo Deportivo Príncipe Moulay Abdellah no solo será sede en eliminatorias y partidos clasificatorios, sino que también está preparado para recibir el torneo de la Copa Africana de Naciones, programada para fin de año.
La planificación incluye además la participación en la organización conjunta del Mundial 2030, una aspiración que Marruecos mantiene desde hace décadas y que busca potenciar su infraestructura deportiva y su presencia internacional.
Este estadio, con un diseño innovador y tecnología de punta, también será sede de algunos partidos de la próxima Copa Africana de Naciones, donde Marruecos buscará repetir su éxito de 1976, cuando lograron ser campeones en Etiopía.
La inversión en infraestructura, que incluye otros recintos en Rabat y en el resto del país, refleja la visión del gobierno marroquí de convertir al país en una referencia del deporte en África y el mundo.
En palabras del consejero Omar Khyari, la ambición de Marruecos de albergar eventos internacionales de gran envergadura ha sido una meta persistente por más de 30 años.
Desde 1994, cuando empezó la lucha por obtener la organización del Mundial, el país ha enfrentado varias decepciones y oportunidades perdidas, incluyendo candidaturas a la Copa del Mundo en 2010 y 2022.
Sin embargo, la realidad ha cambiado y, con la coorganización del Mundial 2030, Marruecos busca consolidar su estatus en el escenario global, disfrutando de una infraestructura moderna que marca un antes y un después en su historia futbolística y deportiva.