El Mundial Sub-20 en Chile introduce una innovadora herramienta llamada Tarjeta Verde, una alternativa al VAR que busca simplificar y reducir costos en las revisiones arbitrales. Aunque su implementación aún es experimental, ha generado opiniones divididas entre entrenadores, jugadores y árbitros sobre su efectividad y fiabilidad.

El Mundial Sub-20 de Chile 2025 ha sido escenario de una importante innovación en la gestión del arbitraje, con la incorporación de la llamada Tarjeta Verde, conocida oficialmente como Football Video Support (FVS).

Este sistema representa una alternativa más sencilla y económica al tradicional Sistema de Video Asistencia Arbitral (VAR), con el objetivo de facilitar la revisión de jugadas y reducir los costos asociados.

La FIFA, que desde hace años busca mejorar la precisión y agilidad en las decisiones arbitrales, ha promovido esta tecnología en diferentes torneos juveniles y de mujeres, calificando las experiencias previas como prometedoras.

El FVS fue puesto en marcha en el partido inaugural del torneo, en el que el entrenador surcoreano Lee Chang-Won mostró la tarjeta verde al cuarto árbitro para solicitar la revisión de una posible infracción en el área rival.

La jugada fue analizada en la pantalla del monitor, y aunque en esta primera instancia la decisión del árbitro fue mantenerse, el sistema permitió que los entrenadores participaran directamente en la revisión, algo que no era posible con el VAR tradicional.

Cada equipo dispone de dos solicitudes por encuentro, con la posibilidad de una tercera en caso de prórroga, las cuales deben ser usadas con criterio, ya que no garantizan cambios en las decisiones.

A diferencia del VAR, que requiere un equipo de árbitros adicionales y múltiples cámaras, el sistema FVS se basa en una única cámara y en la solicitud de los entrenadores, lo cual simplifica el proceso y lo hace más accesible para países con menos infraestructura.

Sin embargo, en los primeros ocho partidos del torneo, los árbitros han mostrado cierta reticencia a modificar sus decisiones tras las revisiones solicitadas con la tarjeta verde.

De los ocho reclamos hechos, solo en dos casos las decisiones fueron cambiadas, reflejando la tendencia de los jueces a confiar en su juicio original.

Un ejemplo destacado ocurrió en el partido entre Ucrania y Corea del Sur. En una jugada en el área de Ucrania, el entrenador coreano mostró la tarjeta verde para solicitar una revisión por una supuesta infracción. Tras analizarla en pantalla, el árbitro decidió mantener la decisión inicial, similar a lo que ocurrió con otros reclamos, como en el encuentro entre Paraguay y Panamá, donde un reclamo por una supuesta posición adelantada no prosperó.

El sistema también tuvo su momento de mayor impacto en el partido entre Argentina y Cuba. La Argentina reclamó una tarjeta roja para Santiago Fernández, acusando al árbitro de haber interpretado mal una infracción. El entrenador Diego Placente utilizó la tarjeta verde para solicitar la revisión, pero el árbitro mantuvo la decisión de expulsar al jugador. Posteriormente, en una segunda revisión, el técnico argentino intentó que se revisara un penal por una falta en el área, aunque nuevamente la decisión quedó intacta, pese a la protesta del equipo sudamericano.

Por otro lado, en el partido entre Marruecos y España, el uso del sistema FVS marcó un punto de inflexión. El equipo africano aprovechó la revisión para demostrar que el jugador español Jan Virgili había simulado una falta y, tras la revisión, el árbitro amonestó a Virgili por simulación, además de no convalidar un penal para España.

Este caso ilustró cómo la tarjeta verde puede ser una herramienta útil para detectar las faltas o simulaciones, aunque su efectividad dependerá de cómo acepten los árbitros las solicitudes y sigan las recomendaciones de la tecnología.

El último ejemplo ocurrió en el encuentro entre Brasil y México, donde el técnico mexicano pidió la revisión de una expulsión en los minutos finales.

Aunque la jugada fue revisada, el árbitro italiano Maurizio Mariani decidió mantener la tarjeta amarilla mostrada al delantero brasileño Erick Bele, descartando la posibilidad de una sanción mayor.

La tecnología, en su fase experimental, aún enfrenta desafíos en la aceptación por parte de los árbitros, quienes en algunos casos prefieren confiar en su criterio sin alterar decisiones previas.

Desde su debut en esta competencia, la tarjeta verde ha generado un debate entre distintos actores del fútbol juvenil. Por un lado, algunos entrenadores y equipos valoran la participación en las decisiones y la posibilidad de reducir errores claros. Por otro, muchos árbitros expresan preocupación por la dependencia excesiva de la tecnología, además de la presión que implica aceptar o rechazar las solicitudes.

Además, existe la duda sobre si el sistema puede o no convertirse en un complemento eficaz al VAR, o si terminará siendo una herramienta más de control y revisión.

A nivel histórico, distintas disciplinas deportivas ya utilizan sistemas similares para mejorar la toma de decisiones en tiempo real, como en el hockey sobre césped, el taekwondo y el cricket.

La implementación en el fútbol, particularmente en las categorías juveniles, podría marcar un cambio importante en cómo se administran las revisiones y se fortalece la justicia deportiva en el futuro cercano.

Sin embargo, aún es temprano para determinar si el FVS logrará una aceptación masiva y si realmente aportará a la reducción de errores arbitrales en el fútbol mundial.